Dos chicas. Sus vidas cruzadas en una amistad improbable. Una lucha por sobrevivir a la guerra más devastadora.
Dos chicas de orígenes completamente diferentes se hacen inseparables durante la Segunda Guerra Mundial trabajando para las Fuerzas Aéreas Británicas. Pero en una misión de vital importancia, el avión se estrella, una de ellas es capturada por la Gestapo. Sometida a un durísimo y cruel interrogatorio, la Gestapo le concederá solo dos semanas para contar todo lo que sabe sobre el servicio de inteligencia británico. Así irá escribiendo una complicada confesión para los alemanes y así conoceremos su historia. Ha hecho un pacto: mientras dure su confesión, no será ejecutada...
Cuando la abuela que lo crio muere, Davy Ross, un solitario chico de trece años, debe mudarse a Manhattan para vivir con su madre, de la que está distanciado.
Entre sermones sobre su abnegación y visitas incómodas a su distante padre, el único consuelo de Davy es su querido perro salchicha, Fred.
Las cosas empiezan a mejorar cuando él y un chico del colegio se hacen amigos. Pero cuando su relación da un giro inesperado, Davy lucha por entender lo que ha pasado y lo que puede significar.
A veces crecemos con inseguridades, temores, dudas y un carácter marcado por el dolor, el miedo y el abandono. Llegamos a la edad adulta vigorosos y con el éxito en nuestras manos, o amargados porque la vida es cruel e injusta. Entonces reflexionamos: lo tenemos todo para ser felices pero algo nos pasa, una nube negra nos persigue, no somos capaces de tomar la mejor decisión, ¿por qué?
Con una cercanía terapéutica amorosa, Anamar Orihuela define esas heridas que nos mortifican y agobian mientras crecemos: Rechazo, Abandono, Humillación, Traición e Injusticia. Explica cómo se manifiestan, en qué etapa de nuestra vida afectan nuestros sentimientos, qué antídotos son efectivos para sanar las heridas y cómo trascender las relaciones padre-niño para aliviar, tener seguridad y vivir en confianza y armonía.
Un libro que despeja el camino para lograr una vida feliz, plena, sin culpas ni complejos. La clave: aliviar el dolor de nuestro niño interior y sanar las heridas que nuestros padres y las circunstancias dejaron en nuestra vida.