Fernando, joven editor hijo de un republicano represaliado, decide huir de una España abatida por la Guerra Civil junto a sus amigos Catalina y Eulogio. Los tres son esclavos de los secretos que los acompañan y que los empujan sin remedio a vivir lejos de los suyos.
Una historia absorbente que nos habla sobre la culpa, la venganza, el peso de la conciencia y los fantasmas que nos persiguen y condicionan nuestras decisiones.
Lo importante en esta vida no lo enseñan, pero cuando lo aprendes, no lo olvidas.
Siempre he creído que las palabras son necesarias para sanarte. En este libro he intentado depositar toda mi experiencia y lo que he aprendido de mucha gente que ha decidido contarme su sabiduría: los secretos y la energía que se desprende de los amarillos con los que he coincidido en mi vida.
Quisiera que este libro fuera un botiquín de soplos energéticos para muchos males y, sobre todo, para el alma. Lo he escrito con la esperanza de que alguno de estos soplos os active la ilusión, os aleje de ese problema que ahora tenéis y os devuelva a la senda de la alegría si os encontráis en ese duro instante vital. También tengo claro que quiero que este libro esté ilustrado, tenga bellos dibujos que os lleven de un soplo a otro.
Tessa es una chica del montón. Su plan para el último curso del instituto es pasar desapercibida y seguir admirando a su fichaje, Jay Stone, desde la distancia. Pero todo cambia cuando el hermano de Jay, Cole, vuelve al instituto.
Desde que Tessa puede recordar, Cole se ha dedicado a hacerle la vida imposible. Aunque también es verdad que si vas a tener un enemigo número uno, mejor que sea como Cole: alto, buenorro como hay pocos y con unos ojos azules que tiran para atrás. Sí, es verdad, ha sido el tormento de Tessa desde que eran pequeños: le ha puesto motes, se ha metido con su manera de hablar, de andar y hasta de respirar. Pero el chico que ha vuelto no se parece en nada al bully de antes. Este chico nuevo la desafía, prueba sus límites, la fuerza a sacar a la chica guay que ella se empeña en esconder bajo una capa de mediocridad y cutrerío...
¡Un momento!
¿Podría ser que quien ella cree que es su peor pesadilla sea en realidad su ángel de la guarda? Ya lo dice el refrán: quien bien te quiere, te hará rabiar.