Don José es el único nombre que aparece en las páginas de este libro. Es un hombre solo, un simple escribiente, que tiene una afición secreta: recortar y coleccionar noticias sobre personas famosas, desde un obispo hasta una actriz, completando sus fichas con documentos del Registro Civil, donde trabaja. Cuando, por azar, entre las dichas de los famosos se traspapela el registro de una mujer anónima, Don José se obsesiona y comienza a buscar a la «mujer desconocida». Todo los nombres es, a todas luces, una novela psicológica, en la que el autor traza un perfecto retrato del funcionario y, a la vez, una crítica irónica a la burocracia.
Contratada para resolver un caso a primera vista sencillo, la detective Bruna Husky se enfrenta a una trama de corrupción internacional. En un futuro en el que la guerra etá supuestamente erradicada, Bruna lucha contrarreloj por la libertad y en defensa de la vida, mientras asimila los sentimientos contradictorios que le produce hacerse cargo de una niña pequeña. Bruna Husky es una superviviente capaz de todo que se debate entre la autosuficiencia y la deseperada necesidad de cariño; una fiera atrapada en la cárcel de su corta vida.
«-Anda,niña: dinos quién fue. Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certerom como a una mariposa cuya sentencia estaba escrita desde siempre.-»