En las polvorientas tierras de la frontera entre Texas y México, un prestigioso abogado decide meterse en una arriesgada operación de tráfico de cocaína que le puede reportar millones de dólares. Su intención es hacerlo una sola vez y regresar a su vida normal con su novia, con la que acaba de prometerse. Sin embargo, el consejero se ve envuelto en un brutal mundo de ambición, luchas de poder y violencia que amenazan con destruir su vida.
El camino de la autodependencia es un primer trayecto que nos permitirá alcanzar la autorrealización, el éxito y la felicidad.
La autodependencia, el amor, el dolor y la felicidad son los cuatro caminos que, según Jorge Bucay, conducen a la plenitud del ser humano, cuatro trayectos que cada uno ha de recorrer desde su experiencia personal y a su propio ritmo.
El camino de la autodependencia es el primer camino por conquistar, un punto de partida necesario para alcanzar la autorrealización, la fórmula personal del éxito, o comoquiera que cada uno decida llamar a aquello que constituye nuestro único y más grande desafío.
«Quizá estos textos puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen perder el rumbo y quizá también a aquellos que sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras el mapa nunca es el territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra propia experiencia encuentre un error del cartógrafo. Solo así llegaremos a la cima.»
Una invitación a plantearse una manera propia de vivir y a centrarse en encontrar la felicidad.
La autodependencia, el amor, el dolor y la felicidad son los cuatro caminos que, según Jorge Bucay, conducen a la plenitud del ser humano, cuatro trayectos que cada uno ha de recorrer desde su experiencia personal y a su propio ritmo.
En El camino de la felicidad, Bucay nos habla de la ilusión, el deseo, la acción y el desafío que hay que empeñar para descubrir quiénes somos en realidad. La felicidad es fruto de una búsqueda personal, de un compromiso incondicional con la propia vida. En palabras del autor: «Ser feliz no quiere decir necesariamente estar disfrutando, sino vivir la serenidad que me da saber que estoy en el camino correcto hacia algo placentero, disfrutable, hacia algo que tiene sentido para mí». Para Jorge Bucay, como él mismo anuncia desde el principio, ser feliz no es un derecho, es una obligación.