Ser minero del carbón en la Escocia del siglo XVIII significaba servidumbre y sufrimiento. Por eso Mack McAsh se enfrentó a su amo, lo que le obligó a huir. Para el joven comenzó una odisea, que le llevó a Londres y luego a las colonias de América del Norte, convertidas más que nunca en esperanza de libertad.
Bajo el ropaje de una trepidante novela de acción en la que afloran los mejores sentimientos -el amor, la generosidad, la entrega a los otros-, Un lugar llamado libertad es una obra apasionante donde brilla el talento narrativo de uno de los autores más reconocidos de nuestro tiempo.
La determinación de una niña de doce años por llegar al fondo del crimen que se llevó a su hermano cuando ella era solo un bebé.
La novela que demostró que Donna Tartt tenía mucho más que decir.
Desde siempre, los Cleve han tenido la sana costumbre de rememorar juntos la historia familiar. Todos hablan de todo, pero nadie se atreve a recordar aquella tarde de verano en que el pequeño Robin apareció ahorcado en un árbol del patio trasero de la casa. La sorpresa y el dolor trastornaron a la señora Cleve, que desde entonces deambula como un fantasma por las habitaciones sucias mientras el padre cura sus males en brazos de otras mujeres y la abuela saca fuerzas de flaqueza para dominar tanta locura.
Harriet, la hermana menor de Robin, era un bebé cuando tuvo lugar la desgracia, y ahora es una niña de doce años con las rodillas llenas de rasguños y el ánimo peleón de quien acaba de estrenarse en la vida. Solo ella parece preocuparse por averiguar el nombre del asesino, pero ¿será capaz de resolver un caso que la policía ya tenía archivado?
Muy lejos de la sensiblería y muy cerca de la gran literatura, Donna Tartt nos devuelve al tiempo de nuestra infancia con Un juego de niños, una novela tan hermosa como esas largas tardes de verano en que da lástima crecer.
Desde mediados del siglo XX, la esperanza de vida ha aumentado en occidente de veinte a treinta años, lo que equivale a toda una existencia en el siglo XVII. Así pues, al
llegar a los cincuenta años, experimentamos una suerte de suspensión entre la madurez y la vejez, un intervalo en el que la brevedad de la vida realmente comienza, mientras
nos planteamos las grandes cuestiones de nuestra condición.
¿Queremos vivir mucho o intensamente? ¿Preferimos reinventarnos o consolidar nuestra identidad? ¿Cómo vamos a convivir con las grandes alegrías al tiempo que sobrevienen los grandes dolores? En esta obra ambiciosa e imprescindible, Pascal Bruckner nos propone una filosofía de la longevidad fundada en la determinación, a fin de disfrutar al máximo la vida que hemos ganado.