En este volumen figuran dos de sus obras más representativas: Retrato del artista adolescente y Dublineses, en las que, como en sus demás obras, concibió y ejecutó una forma de escribir totalmente nueva donde mentes despiertas y soñadoras arrojan una visión integral del mundo como Palabra. Esta es la medida de su genio.
Virginia Woolf escribió nueve novelas, casi cuatro mil cartas, unos cuatrocientos ensayos y treinta volúmenes de su diario. Se han llevado al teatro y al cine varias de sus obras. Presentamos en este volumen Las olas, una de las novelas más representativas de esta autora, cuyo feminismo a favor de los derechos de la mujer ha recuperado su presencia hoy en conjunto con su gran altura literaria.
Scott Fitzgerald, es uno de los escritores más sobresalientes de la novelística norteamerica del siglo xx, englobado en la denomidada Generación Perdida junto a William Faulkner y Ernest Hemingway. Jay Gatsby, joven, bien parecido, de enigmático origen y de gran fortuna. Todo tipo de especulaciones rodean al héroe protagonista, él irá dando ciertas explicaciones clave para comprender su actitud. En el fondo todo lo que ha hecho y la mansión con grandes jardines que ha comprado en una zona lujosa y muy precisa de Long Island, más todos sus movimientos, está destinados a recuperar el amor de una joven con quien no pudo la relación y hoy está casada, Daisy.
El retrato de Dorian Gray es una novela representativa de la decadencia humana, del triunfo conseguido sin importar los medios y las formas de la pasión olvidándose de los demás. Sin embargo, todos los seres humanos poseemos un alma y una conciencia. ¿Qué ocurriría si esta pudiera mostrarse por medio de una pintura o transformando la fisonomía a medida que la carcoma del mal se haga presente en el cuerpo?
Cuando se lee Alicia en el País de las Maravillas, se puede imaginar al autor caminando al lado de las niñas, las tres hermanas para las que inventó el cuento, improvisando continuamente. Como buen profesor acostumbrado a llenar pizarras de números, su relato no pierde el hilo, siempre resulta coherente, dentro de lo absurdo que está contando, y se siente animado por las miradas chispeantes de las pequeñas. Cuando se sientan para descansar, o mientras toman un refrigerio para recomponer fuerzas, prosigue el relato, que ya no se detendrá hasta llegar a su hija.