A Rosa-Luna lo que más le gusta es ¡cantar! Pero a sus vecinos no les hace ninguna gracia. Molestos por el ruido, la obligan a irse lejos. En el bosque, su bella voz conquista a un público inesperado: los lobos. Aunque estos estos fieles seguidores la meten en un gran problema. ¿Quieres saber cómo nació la Luna? Aquí está su historia…
Cuando su madre muere en un terrible accidente de tráfico, la vida de Abby cambia por completo. Acogida por un hombre misterioso que dice ser su padre, se instala en el pueblo de Lostwick, en el sur de Maine, y cree haber encontrado la vida que tanto había deseado: ahora tiene amigos, familia y un lugar al que pertenecer.
Pero este nuevo mundo quizá no es tan idílico como Abby cree. Hay algo en quienes la rodean que le hace desconfiar, la atormentan terribles pesadillas y esa sensación de sentirse observada amenaza con volverla loca. El peligro está aterradoramente cerca y acecha como la sombra de un cuervo en la oscuridad.
A veces basta con oír la música para enamorarse.
Atena era valiente y soñadora, aunque entre las paredes de su hogar el tiempo se detuviera y le costase respirar. Joel era un torbellino de creatividad hasta que la crisis pulverizó sus ambiciones, obligándole a tomar un rumbo profesional distinto al que había imaginado.
La historia de Atena y Joel empezó de manera casual. Una tarde rodeados de música, siendo dos jóvenes sin edad sentados en las escaleras de la catedral de Barcelona. Regalarse un beso en los labios parecía la despedida perfecta para dos desconocidos que no estaban destinados a reencontrarse…
Pero, cuando coinciden de nuevo en un aula de bachillerato como profesor y alumna, lo que no pueden decir se convierte en notas de violín y exámenes en blanco. Y el recuerdo fugaz de unas horas charlando sobre sueños frustrados se transforma en el anhelo de más. Entonces surgen las excursiones recorriendo el arte de la ciudad, una libreta de retos y deseos anotados frente al mar.
Y cada pentagrama habla sobre ellos.
Y las melodías los envuelven.
Y resulta inevitable dejar que suene su canción.