En la Noche de Kupala, Dymitr llega a los bajos fondos de Chicago, rebosantes de magia y monstruos, con una peligrosa misión: recoger la flor del helecho y ofrecérsela a una criatura maldita a cambio de que le ayude a encontrar a la legendaria bruja Baba Yaga. Ala es una zmora, una criatura que se alimenta del miedo humano, y sufre una maldición familiar que la está matando lentamente. Está lo bastante desesperada como para acceder a lo que le pide Dymitr, aunque no conozca sus motivos. Durante el transcurso de una noche, ambos arriesgarán sus vidas para encontrar a Baba Yaga e iniciarán una frágil amistad… Pero si Ala descubre el secreto que Dymitr está escondiendo, podría ser el fin.
Sadie Wen es perfecta... en teoría. Sadie tiene la mejor nota de su generación y todos los profesores la adoran. Conseguir todo eso no ha sido fácil, pero ella tiene un truco que le ha permitido soportar el estrés de ser una estudiante ejemplar: descarga todas sus frustraciones en correos electrónicos que nunca envía. Jamás se atrevería a herir los sentimientos de sus profesores y compañeros.
Y sus correos más duros son contra Julius Gong. Él es el único chico del colegio que ha competido con ella desde que eran niños. En sus mensajes, Sadie expresa todo el odio que intenta disimular en persona: «Estás sediento de atención, vives obsesionado contigo mismo y eres insoportablemente vanidoso». ¿Para qué reprimirse si nadie va a leerlos?
Lía y Beck. Beck y Lía. A pesar de no estar siempre presentes en la vida del otro, Lía sabe que ella y Beck están destinados a acabar juntos. Y no es solo su amistad y la química que hay entre ellos: cuando la madre de Lía era adolescente, una pitonisa predijo que su hija se enamoraría del hijo de su mejor amiga. Lía y Beck han estado destinados el uno al otro desde entonces, o eso creían.
Cuando una tragedia acaba con la vida de Beck, Lía no sabe qué hacer. La predicción de su madre lo era todo. Si estaba destinada a estar con Beck, y ahora él no está, ¿qué se supone que tiene que hacer? ¿Podrá recuperarse su corazón de esta pérdida, e incluso encontrar un nuevo amor?