Al igual que el aviador de la novela El Principito, Antoine de Saint-Exupéry sufrió un accidente mientras pilotaba un avión y cayó en pleno desierto del Sahara junto a su amigo y copiloto André Prévot. Solos y sin apenas comida, rápidamente sufrieron los efectos de la deshidratación
y comenzaron a tener alucinaciones, hasta que, afortunadamente, un beduino los encontró y los salvó.
Johanna Spyri escribió este relato para contarle a su hijo los días felices que ella vivió durante su niñez. La autora, al igual que el personaje de Heidi, se sentía libre en las montañas, mucho más que estando rodeada de lujo y dinero en una gran casa en la ciudad.
Una forma de ayudar a que la sabiduría crezca es conocer la historia del país donde uno vive y a los personajes que le han dado forma a lo largo del tiempo. Este libro está pensado para comenzar a conocer a algunos de aquellos que destacaron por sus obras o por sus decisiones.
Bruna es una nena bastante distraída. Le gusta mucho dibujar, y cuando lo hace puede transportarse a otros
mundos con su imaginación. Como es difícil estar en dos lugares a la vez, a veces sus dibujos le traen problemas,
sobre todo cuando está en la escuela. Un día el papá de Bruna se va de viaje y ella queda al cuidado de “Enriquieta”, su aburrida tía abuela. “Bruna, estás siempre en la luna”, le dice esa noche. Y Bruna, enojada, se duerme pensando en viajar de verdad a la luna. ¿Qué podrá pasar si su sueño se cumple?