Antes mi mundo era pequeño y seguro, pero todo cambió cuando me uní a un hombre al que apenas conocía. Sumida en intrigas políticas, debo asegurar una flota para combatir la invasión de bestias salvajes que ha tomado el continente. Y un paso en falso provocará la guerra que tanto he luchado por evitar.
Interpretaré mi papel a la perfección y con mi mejor sonrisa, bajo el escrutinio de los que me rodean, incluso mientras Rhordyn busca una fisura en mi coraza de hielo. No se rinde. No se esconde. ¿Por qué me mira ahora, cuando tengo que escondérselo todo?
Los secretos germinan, las verdades florecen y más de uno de nosotros acabará hecho pedazos.
Antes el miedo era mi captor. Ahora, en cambio, es mi prisionero.
Enamorarse no era parte del contrato.
Tras la muerte de su abuelo, Declan está destinado a convertirse en el nuevo director del imperio audiovisual. Hasta aquí todo estaría bien, si no fuera por la cláusula que su excéntrico abuelo puso en la herencia: tiene que formar una familia.
A Iris le pareció una buena idea ofrecerse voluntaria para este matrimonio concertado con su jefe. Al fin y al cabo, no puede ser tan difícil y ambos han puesto unas reglas claras para que su matrimonio sea un mero arreglo. Pero, ¿qué ocurre cuando fingir estar enamorados es cada vez más fácil?
¡Viaja por el mundo resolviendo misterios con Geronimo Stilton!
¿QUIÉNES SON LOS CAZADORES DE MISTERIOS?
Unos tipos roedores que...
*Aman la aventura y los helados (¡mejor si son de queso gorgonzola!).
*Se divierten, incluso en los momentos más críticos (cuando el helado se derrite...).
*Van más allá de los límites de la realidad (¡para ellos nada es imposible!).
*Viven camuflados (fingen ser... ¡heladeros!).
En Ratonia están por todas partes, donde menos te los esperas. ¿Cómo puedes reconocerlos?
*Tienen un lenguaje secreto (su contraseña es... ¡helado de mascarpone!).
*Se guiñan el ojo continuamente (¡pero a escondidas de los demás!).
*Llevan una chapa dorada (¡en forma de helado!).
¿Quieres ser uno de ellos? Sumérgete en la aventura y... ¡no le quites ojo a los helados!