Elle es guionista y tiene ventisiete años. Cuando le ofrecen la oportunidad de escribir el guion de una gran película en Nueva York, solo tiene un problema: odia Nueva York, está bloqueadísima con el guion y tiene que entregarlo al final del verano y, por si fuera poco, su nuevo vecino es Parker Warren: el soltero multimillonario con el que se enrolló hace dos años y que ahora es, simultáneamente, la inspiración de sus guiones y su archienemigo.
Un verano. Una pared que los separa. Él tiene que fingir mantener una relación estable durante un momento delicado para su empresa tecnológica. Ella tiene que escribir un guion ambientado en ocho localizaciones newyorkinas a las que solo el tiene acceso exclusivo.
Elle está a punto de vivir un verano de película. Aunque tal vez no sea la que ella esperaba.
ME ENCANTA ESE MOMENTO DEL DÍA EN EL QUE ESTOY EN CASA CON MAMÁ, CENANDO, SOLO FALTA LA MÚSICA SUAVE SONANDO DE FONDO. HABLAMOS DEL CIELO. YO LE PREGUNTO SI LE GUSTA Y ELLA ME RESPONDE QUE SÍ, PERO POR LA NOCHE. A MÍ, EN CAMBIO, ME GUSTA MUCHO MÁS POR EL DÍA. ¿Y A TI?
“Los niños nacen para ser felices”, escribió José Martí; y es este el secreto que deben saber todos los padres, maestros y adultos que inciden en la vida de los niños. Sembrar en el corazón de los niños la buena semilla, más allá de la riqueza o la pobreza, es la única garantía para que su paso por la vida sea pleno y maravilloso. Eso lo sabe Theo, el protagonista de esta hermosa historia que, acompañado de Santa, su trineo y sus venados se remonta al pasado, en un viaje inmemorial que busca descubrir la clase de semilla sembrada en el corazón de unos niños que de adultos, plantaron terror y desconsuelo en el mundo.