La serie de Maple Hills continúa después de Romper el hielo con dos monitores de campamento que se reencuentran tras un intenso lío de una noche.
Russ Callaghan y Aurora Roberts coinciden en una fiesta de fin de curso y, después de dejarse llevar por un juego, acaban enrollándose. Sin embargo, Aurora se escabulle antes de que él tenga la oportunidad de preguntarle su nombre completo.
Sin saberlo, ambos van a trabajar en el mismo campamento de verano: Russ espera poner suficiente distancia con su padre, mientras que Aurora solo desea volver al último lugar donde se sintió como en casa.
Russ sabe perfectamente que tiene prohibido «fraternizar» con Aurora si no quiere que lo echen. Desgraciadamente para él, a ella nunca le han importado mucho las reglas...
Ahora solo les queda descubrir si las chispas que saltaron entre ellos durante su primera noche quedarán en nada o si, por el contrario, lo incendiarán todo.
Todos tenemos una prueba que cumplir. El primer paso es descubrirla. Serena creyó que había perdido todo, pero recibió una segunda oportunidad. Aunque a veces, un obsequio puede ser también una maldición.
Serena sabe que murió. Recuerda el frío del cuchillo en su pecho, la sensación de estar atrapada dentro de su cuerpo, el silencio. Y sobre todo recuerda que la Muerte se presentó frente a ella y le dio otra oportunidad. Podrá vivir, pero solo a costa de los demás, tomando la energía que el resto de las personas conservan en sus cuerpos. Dividida entre su deseo de llevar una vida normal y la culpa por dañar a quienes más quiere, Serena intenta encontrar la clave de su destino. Luca, el chico de sus sueños, está dispuesto a ayudarla. Con la energía de sus besos y sus caricias, ella logra mantenerse fuerte. Lo bastante fuerte como para descubrir quién fue su asesino. Y vengarse.
Nunca pospongas las cosas importantes de la vida
«Me aprendí el nombre completo de Maeve, su canción favorita y todas las cosas que la hacían reír mucho antes de aprender a contar hasta diez.»
Maeve no sabe mucho sobre sí misma. Solo que no deja de pensar en si su madre cumplió todos sus sueños antes de morir, que la relación con su novio va cada vez peor y que está cansada de que todos sus días sean iguales.
Cuando, por un impulso, acaba comprando un billete solo de ida a la otra parte del mundo para volver al pueblo en el que vivió cuando era niña, lo que menos esperaba era reencontrarse allí con el que fue su mejor amigo de la infancia.
Connor siempre supo que tarde o temprano Maeve regresaría. Lo que nunca pensó es que fuera a ser así.
Tan caótica. Tan perdida. Como si aún estuviera por definir.
Si el miedo de ambos es desperdiciar sus vidas sin haber hecho nada que merezca la pena, ¿qué mejor que escribir una lista con todo lo que quieren hacer antes de morir y cumplirla juntos?