Carlitos está deseoso de llegar a pasar el verano con sus abuelos cocolos. En el batey de San Pedro de Macorís podrá jugar pelota con sus amigos, salir a coger cangrejos con Papá Viejo y, lo que más le gusta, entrar a la cocina de Mamá Ñola, con sus ollas burbujeantes, sus ingredientes misteriosos y sus irresistibles sabores. Panecicos de yuca, chivo guisado, mondongo, arroz con lentejas, domplines, todo se prepara en su maravillosa cocina. Aunque el abuelo dice que cocinar es cosa de mujeres, Carlitos sueña con que algún día será un gran cocinero... ¿o será pelotero?
Un nombre resuena en la mente del joven Alcuín. Mistral. Es sólo un nombre, pero encierra un misterioso secreto. Para descubrirlo, el joven caballero está dispuesto a todo, incluso a ir al oscuro Reino de la Noche Eterna y poner en peligro su vida.