En la feria medieval de Willow Creek encontrarás de todo: guirnaldas de flores, faldas escocesas, corsés, luchas de espadas... Y mucho amor.
April Parker es madre soltera y ha vivido en Willow Creek durante doce años. Ahora está a punto de quedarse con el nido vacío, así que decide mudarse de su pequeño y pintoresco pueblo. Y, por ello, le pide ayuda a su amigo Mitch con algunas mejoras para dejar su casa lista para la venta.
Mitch Malone es conocido por ser el alma de todas las fiestas, pero sobre todo por el atuendo que usa en la feria medieval: una falda escocesa (y poco más) que resalta sus músculos a la perfección. Si bien acepta ayudar a April, también necesita que ella le devuelva el favor: tendrá que fingir ser su novia en la próxima cena familiar para evitar los sermones sobre sentar cabeza. April acepta a regañadientes, pero cuando la cena se convierte en un viaje de fin de semana, resulta difícil saber qué parte es real y cuál puro teatro. Pero la reunión familiar llega a su fin, y, con ella, su relación fingida.
Cuando en verano la feria regresa a Willow Creek y la familia de Mitch aparece por sorpresa, April debe fingir una vez más. pero ahora nada parece tan falso. Y aunque ella se empeñe en negar su evidente conexión, ¿podrá abrir su corazón al que podría ser el amor de su vida?
Hace cuatro años, la vida de Beth cambió. Tras mudarse con su hija recién nacida a Nueva York, se da cuenta de que la vida de madre soltera no es nada fácil. Sin dinero ni tiempo para criar a Sophia, decide volver a su pueblo natal, a vivir con su padre, para darle a su hija una infancia feliz y tranquila.
Lo que no esperaba era reencontrarse allí con Zac, su amor de la adolescencia y el padre de Sophia. Hace cuatro años que no se ven, desde que Zac ignoró el mensaje de Beth sobre su embarazo y desapareció de su vida. Y Beth no está dispuesta a que le rompan el corazón de nuevo.
Ellis lo tiene todo planeado: va a pasar su último año de instituto preparando la solicitud para entrar en la Universidad de Columbia, donde quiere estudiar Periodismo para sentar las bases de un prometedor futuro profesional. Es por eso que sus padres no podían haber elegido peor momento para contarle que se van a separar y que tiene que marcharse de Nueva York para irse a vivir con su tía y con su prima a Bramble Falls, Connecticut, donde solía pasar los veranos.
Idílico y encantador, el pueblo está también repleto de distracciones, como el barista local, Cooper Barnett, quien fue su mejor amigo y con quien se dio su primer beso, pero que ahora no quiere saber nada de ella.
Ellis se ve arrastrada a participar en cada una de las actividades llenas de encanto del festival, como la recolecta de la manzana o el tallado de calabazas, de forma que no puede evitar encontrarse con Cooper ni enamorarse del pintoresco pueblecito y de sus peculiares habitantes. La vuelta a Manhattan se va posponiendo y Ellis acaba atrapada entre dos lugares muy diferentes y el futuro que representan para ella.