EL ENSAYO LITERARIO QUE REVOLUCIONÓ LA MANERA DE ACERCARSE A MOBY DICK. «En su indispensable Llamadme Ismael, Olson demostró que el descubrimiento de Shakespeare y la lectura de El rey Lear fue una fuente tan esencial para Melville como sus propias experiencias embarcado en balleneros: estas prestaron el fondo y aquel el ímpetu y la ambición de totalidad». JUAN BONILLA En 1947, con la publicación de su primer libro, Charles Olson no solo revolucionó la aproximación canónica a la obra maestra de Herman Melville, sino que también multiplicó para el siglo XX las posibilidades del ensayo como género literario. Según Olson, Moby Dick solo habría cobrado su forma definitiva cuando su autor, tras una iluminada relectura de las tragedias de William Shakespeare ;especialmente Macbeth y El rey Lear;, reorganizó la narración según una estructura cercana a la de los actos del drama isabelino, insufló vida al fáustico capitán Ahab y dotó a la ballena blanca de su inconmensurable densidad simbólica. Al igual que en el panorama de la novela decimonónica Moby Dick resultaba un proyecto radicalmente moderno en el que, junto a la narración propiamente dicha, convivían con naturalidad el tratado de estética, el diálogo teatral o el texto enciclopédico, Llamadme Ismael es igualmente en su composición un erudito y personal discurso ensayístico, un libérrimo homenaje a la heterodoxia melvilliana.
Si hay un género literario capaz de ensimismarnos y regalarnos horas de placentera lectura, absortos en la resolución de algún enigma, en la persecución de un asesino o en la aclaración de un crimen más o menos sangriento, este es sin duda el género negro, la novela policiaca, también conocida como noir. Con la intención de desmontar los grandes tópicos que rodean a esta literatura, Eugenio Fuentes indaga en los orígenes históricos, sociales y literarios de un género que juega con la verdad y la mentira, con los problemas psicológicos de sus protagonistas o sus dificultades para relacionarse con el mundo y sus semejantes.
Ejemplar cultivador él mismo de este género, y creador del inolvidable personaje Ricardo Cupido, Fuentes se acerca en esta obra a los grandes autores de novela negra desde Poe o Conan Doyle hasta Stieg Larsson y explora personajes, tramas, emociones y toda la mitología propia de un género que explora nuestras miserias morales y que se desliza por la fina línea que separa el bien del mal.
Un libro que pretende reivindicar un legado cultural de gran peso en las vidas de todos nosotros.
Desde la publicación, hace casi treinta años, de la obra de Bruno Bettelheim
Psicoanálisis de los cuentos de hadas no había aparecido ningún libro que nos enseñara tanto sobre los cuentos infantiles como el que el lector tiene en sus manos. En Los cuentos de hadas clásicos anotados se recuperan las historias más queridas por los niños de hoy y de siempre a través de la selección de Maria Tatar, una de las mayores expertas mundiales en el campo de literatura popular e infantil.
En este volumen, bellamente ilustrado, Tatar ha seleccionado veintiséis cuentos clásicos que son otros tantos modelos que ayudan a los niños a desenvolverse en el mundo real y contribuyen a desarrollar el ingenio y el coraje necesarios para sobrevivir en un mundo gobernado por adultos. Este libro pretende reivindicar un legado cultural de gran peso en las vidas de todos nosotros, guiando a los lectores a través de cada una de las historias, explorando sus orígenes históricos, sus complejidades culturales y sus efectos psicológicos.
Hay en la experiencia de leer una felicidad y libertad que resultan adictivas. La lectura libera. Se extiende a leer la vida, a leer quiénes somos y en dónde estamos. Anima las conversaciones de lector a lector. Se contagia por los lectores en acción: padres, maestros, amigos, escritores, traductores, críticos, editores, tipógrafos, libreros, bibliotecarios y otros promotores del vicio de leer.
Rudyard Kipling encontró la perdición en los burdeles de la India colonial; Conrad descubrió en Borneo un destino hecho para los «hombres sin entrañas» y Graham Greene quedó atrapado entre nubes de opio en la decadencia de Saigón.
David Jiménez sigue las huellas de escritores legendarios que quedaron hechizados por la magia de Oriente, recorre los escenarios de sus libros y se embarca en una odisea para resolver el gran misterio. ¿Cuál es el secreto que ha empujado a viajeros, exploradores y escritores hasta el Este desde tiempos de Marco Polo?
El autor se adentra en la Birmania que George Orwell vivió como policía imperial; la China donde la mítica reportera Martha Gellhorn sufrió su «viaje al infierno» en compañía de Hemingway; o la Filipinas disparatada que describió Manu Leguineche.
Míticos hoteles de guerra, islas remotas, mundos perdidos y personajes fascinantes protagonizan un recorrido en el que Jiménez nos descubre qué permanece y qué se ha desvanecido del Asia que inspiró a las figuras de la literatura. El resultado es una aventura a través de un continente en ebullición, una travesía por lo más profundo de la naturaleza humana y una búsqueda, trepidante y obsesiva, del elusivo misterio oriental.
«Guillem Martínez es uno de los fenómenos más portentosos a que ha dado lugar el periodismo español de las tres últimas décadas», dice Ignacio Echevarría en el prólogo a Los domingos. Este libro reúne una selección de textos aparecidos los domingos –de ahí el título– en la revista digital CTXT. Son piezas periodísticas que, sin renunciar jamás a esa condición, son, al mismo tiempo, jugosamente literarias.
El lector encontrará en estas páginas asuntos muy variopintos, conectados por la particular mirada del autor. Martínez nos habla de su vida, del barrio que lo vio nacer, de un viaje temprano a París con la música de los Sex Pistols de fondo, de su padre rebelde que se hizo indepe, de un viaje a Cuba en el que asomó la cabeza por una ventana para ver la biblioteca en la casa abandonada de Lezama Lima, de su paso por una guerra remota o de un vecino con un pasado y un loro. Pero nos habla también del legendario Paso del Noroeste, de Darwin, de los chimpancés y sus guerras y los bonobos y su uso socializador del sexo, de Wittgenstein, de Finlandia, de las parejas, del Concorde, del acid...
Todo ello observado con mirada sagaz y retratado con pluma afinada, con un lenguaje vivo y sin corsés que le permite sacar punta a lo cotidiano y abordar lo extraordinario. El resultado acaso pueda ser leído como una guía para perplejos. Es periodismo. Es literatura. Es la bomba.