El libro "Origen y Evolución de las Telecomunicaciones Dominicanas", que podemos a la consideración de nuestros lectores, la sociedad dominicana y las personas que en cualquier parte del mundo se interesan por conocer la marcha de la Industria de las Telecomunicaciones en nuestro país, recoge más de un siglo de avances y crecimiento del sector en la República Dominicana.
Su personal sensibilidad, su falta de prejuicios y su formación anarquista lo predisponen a algo insólito en aquel momento: entender el sufrimiento de aquellos alemanes dos años después de la derrota. Stig Dagerman, el joven escritor de las letras suecas, emprende, en el otoño de 1946, un viaje por la Alemania destruida, la Alemania en ruinas, como corresponsal del periódico sueco Expresen. Su personal sensibilidad, su falta de prejuicios y su formación anarquista lo predisponen a algo insólito en aquel momento: entender el sufrimiento de aquellos alemanes dos años después de la derrota. Dagerman es capaz de discutir el cinismo del comportamiento de los aliados, con políticas más prontas a favorecer la pervivencia del nazismo que su rechazo.
«Me pasé un año en Berlín explorando las vidas de mi abuelo y mi padre: Kurt Wolff, apodado ?quizás el editor más exigente del siglo xx? por The New York Times Book Review, y su hijo Niko, que luchó en la Wehrmacht durante la Segunda Guerra Mundial antes de venir a América.
Basándome en cartas familiares, fotografías y diarios nunca antes publicados, Páginas de vuelta a casa, narra los viajes de estos dos hombres nacidos en Alemania que se convirtieron en ciudadanos estadounidenses, a la vez que es mi oportunidad de contar una historia familiar íntima; un entramado de los peligros, los triunfos y los secretos de la historia y el exilio, con resonancias en la actualidad.»
¿Sabía usted que los romanos tenían más de sesenta formas de decir 'puta'? ¿No habrá alguna relación entre la palabra 'fuelle' y la palabra 'follar'? ¿Si a usted la llaman 'pelleja', la están insultando o le dicen una palabra etimológicamente afectuosa? ¿Qué tienen que ver el 'fornicar' con una prostituta y la 'hornacina' donde se pone la estatua de una virgen? ¿De dónde viene las palabras 'caca' y 'mierda'? ¿Cómo estaría formada anatómicamente, en la antigua Pompeya, una señorita 'culibonia' ? ¿A quién prefiere usted, a un 'proxeneta' o a un 'xenófobo'? ¿Cuántas faltas de ortografía hay en la expresión "¡Por uebos!"? ¿Había pensado usted alguna vez que las bellas 'orquídeas' tienen un par de cojones?
Pariroflexia no es un simple libro sobre libros: es un juego literario de palabras con relieve de papel. Guillermo Busutil nos propone una aventura poética para todo amante de la letra impresa y la imaginación. Como apunta Nuria Barrios en su prólogo, es un libro pequeño pero infinito; es una plantación secreta: en sus páginas hay un huerto y un parque y un jardín y un bosque y una selva. Contiene frases frondosas. Otras parecen ramas. Las hay que recuerdan hojas. Algunas aún son yemas, hay que esperar para verlas crecer. Las cosas que merecen la pena siempre requieren tiempo: el placer, el amor, la vida.
La vida de Pedro Salinas, como acertadamente indica la profesora Escartín Gual, sugiere una vida de novela más que la de un hombre de letras. Aventajado profesor y catedrático en varias universidades europeas y americanas, su obra excede a cualquier encasillamiento académico, pues cultivó todos los géneros literarios posibles: prosa narrativa, teatro y crítica filológica de la mejor, más clarividente e integradora de campos, épocas y autores literarios. Pero, sobre todo, fue un extraordinario poeta que ha legado a la historia de la literatura española la trilogía amorosa más importante del siglo XX. Antes de salir de España para cumplir su contrato en la universidad norteamericana de Wellesley ejerció como investigador en el Centro de Estudios Histórico dirigido por Ramón Menéndez Pidal y colaboró con el entonces ministro, Fernando de los Ríos, en la fundación de la Universidad Internacional de Santander, de la que asimismo fue su primer secretario. Una vez fuera de su país se vio obligado a permanecer en Estados Unidos hasta su muerte, con el paréntesis de los tres años de profesor visitante en la Universidad de Puerto Rico.