Relámpago, esplendor, breve-visiones, textos y pre-textos..., hoguera fulgurante que incluso en la distancia late hacia las esencias de la clara poesía y el creativo universo de este poeta total. Como hizo el gran Picasso, en su famosa serie La metamorfosis de un toro, Morrison ha logrado con poquísimos trazos una obra que, desde el minimalismo y la sucinta concreción ciñe todo el mensaje y la apostura de lo primigenio. Lo simple es lo eterno. No necesita describir una flor, porque la imagen de un solo pétalo, o de un entrevisto pistilo, contiene la summa del concepto, la flor que es, y todas las que son y serán. Del haiku a la minificción, de la reflexión al adagio cargado de humanidad y de sentido, la más alta belleza arde calladamente en este fuego y nos habla directo al corazón y a sus latidos. Acérquense a esta hoguera y la escucharán crepitar.