Desde la ventana tambien miré una hoja seca que arrastraba el viento procedente del norte, y el viento que venía del sur la embestía con la misma fuerza hasta regresarla al lugar de origen. La vi transformada por el tiempo, pero pensé, aún sigue siendo materia.
Seguí ensimismado en el accionar de la calle. La vendutera con su batea a la cabeza, levantaba la voz para imponerse a la del pregonero que arrastraba su carreta repleta de mercancías frescas, las que ofrecía a quienes se acercaban a comprar unas que otras frutas, vegetales...
Cansados ya mis ojos con el movimiento de tanta gente, extendí la vista hacia el horizonte. Por más que quise enfocar el lente, la línea permanecía oblicua, con elementos que ascendían desde la superficie hasta la cima, desde la tierra hasta el cielo. Ahí pude verme, escalando peldaños.
El amor, cuando es más que sentimiento, es una meta en la vida. Y tal parece que es la premisa en la vida de Flor, sobre todo luego de conocer a Bryan Caminero y encontrar encarnado en todo su persona: la meta de su vida. El laberinto de tu boca es una exploración de ese principio de vida a través de su personaje principal, Flor: mujer joven, emprendedora, consciente de la época en la que vive y del protagonismo que puede jugar en ella gracias a los recursos de su inteligencia. Pero sobre todo: determinada a luchar por aquella parte que ha de complementar el todo de su vida: Vryan Caminero.