Una filosofía para la vida
Desear la verdad nos hace humanos, pero ¿cómo encontrarla? Si nos abrimos al mundo, descubriremos que la vida está repleta de momentos en los que la verdad, esquiva pero ineludible, irrumpe para cambiar nuestra existencia.
Fruto de sus largas estancias en África, y de su conocimiento del continente, Teresa Langle reflexiona acerca de la vida, la pérdida, el dolor, el cuerpo y la felicidad.
Deudora de la prosa de María Zambrano, y arraigada en la más sólida tradición filosófica, Langle nos ofrece un ancla para fijar nuestra existencia, atrapada en los remolinos de la dura modernidad. La autora nos propone una «ética de la verdad»: la vida son destellos de libertad, y vivir con serenidad implica aprender a reconocerlos. Para ello, lo primero es frenar nuestro paso, tomar aire y dejar que el sosiego nos invada y nos muestre las fugaces maravillas del acontecer.
De la desesperación más profunda nace también la esperanza más íntima. La esperanza nos lanza hacia lo desconocido, nos pone camino de lo nuevo, de lo que jamás ha existido. Guerras, migraciones masivas, atentados, catástrofes climáticas, crisis y pandemias: escenarios apocalípticos muy diversos nos confrontan con una inminente amenaza de hundimiento y extinción. Y mientras vamos de catástrofe en catástrofe, nuestra verdadera vida se asfixia y se ve reducida a una pura supervivencia. Sin embargo, la esperanza nos abre tiempos futuros y espacios inéditos, en los que entramos soñando. Es toda una manera de existir, que no resulta de hechos dados, sino que posibilita nuevos acontecimientos precisamente cuando más imposibles parecerían. Tras sus famosos ensayos de crítica negativa del régimen neoliberal, en esta nueva y novedosa obra el célebre filósofo Byung-Chul Han emprende no ya un viraje, sino una verdadera superación hacia una alentadora visión del hombre. En el espíritu humano anida la capacidad de hacer fecundo lo más yermo.
La belleza es algo muy específico a lo que hay que adaptarse: una determinada manera de vestir, de comer, de hablar, de caminar. No se trata de una cuestión puramente estética, sino de una técnica política para ejercer el poder.
Pensémoslo bien: siempre han existido diferentes estéticas y sensibilidades, pero recientemente el culto a la belleza se ha convertido en una prisión. Ahora es una obsesión, una enfermedad, un mito inalcanzable, pero ¿cuándo sucedió? ¿Quién impulsó este cambio? ¿Por qué razón?
En este libro, Maura Gancitano cuenta la historia de un mito tan antiguo como el mundo y nos muestra cómo los descubrimientos de la filosofía, la antropología, la psicología social y la ciencia de datos pueden destruir una ilusión que aún nos impide escuchar y seguir nuestros auténticos deseos y vivir nuestros cuerpos libremente.
En Aguafuertes, Jesús del Campo pinta una colorida estampa del Barroco, un tiempo en que el aire olía a pólvora y los mares a especias. Cada una de estas extraordinarias viñetas—de tono costumbrista pero trazadas con la finura del historiador—nos trasladan a una época cuyos afanes y violencias no fueron obstáculo para el erotismo y el amor, y en cuyas batallas e intrigas se intuye la eterna «danza de los mortales en los caminos tramposos de la vida». Campesinos, exploradores, músicos errantes, soldados, comerciantes, espías y nobles de vida ociosa ofrecen en este relato caleidoscópico una imagen de lo humano con todos sus claroscuros.
A diferencia del mero conocimiento, la experiencia del contenido del conocimiento revelado consiste en que Dios llama al hombre. Mediante esta experiencia de ser llamados se dan los contenidos esenciales del conocimiento revelado » (Eric Voegelin). «Hay que asumir que algo que viene de Dios le ocurre al hombre. Pero ese acontecimiento no es necesario entenderlo como llamada o interpelación; ésa es una interpretación posible, cuya aceptación se basa, por tanto, en la fe y no en el conocimiento» (Leo Strauss). Eric Voegelin (1901-1985) y Leo Strauss (1899- 1973) representan dos vertientes extraordinariamente influyentes del pensamiento político contemporáneo. La correspondencia que mantuvieron entre 1934 y 1964 pone de relieve el drama del pensamiento conservador europeo enfrentado a la desaparición de su entorno material y a la necesidad de alinearse a favor de la democracia. Émigrés en la tierra de nadie americana, Voegelin y Strauss contrapusieron sus propias aspiraciones al orden revelado y al derecho natural.
Al frente del panteón intelectual del siglo XIX se encuentran las figuras de Karl Marx (1818-83), Sigmund Freud (1856-1939) y Friedrich Nietzsche (1844-1900). La crítica de Marx al sistema socioeconómico y el análisis de Freud de la vida psicosexual han sido bien asimiladas a finales del siglo XX y principios del XXI. Sin embargo, las ideas de Nietzsche continúan en el horizonte de la conciencia moderna: un desafío inquietante, incluso aterrador, que sabía que no se iba a ser aceptado durante su propia época. "Imagina un libro que no hable de otra cosa más que de los acontecimientos que tienen lugar fuera de la posibilidad de experiencias generales o, incluso, raras: el primer lenguaje de una nueva gama de experiencias. En este caso, ¡no se oirá nada!".