Catherine François trae a escena a unos héroes culturales casi desconocidos en Occidente, cuyas vidas constituyen fragmentos relevantes de la historia de China y un verdadero ejemplo de sabiduría.
Este volumen reúne dos obras aristotelicas, la primera de las cuales demuestra los amplios intereses del filósofo de Estagira en su afán de investigación, mientras que la segunda, más breve, aborda cuestiones eticas. La Poetica es, dicho simple y llanamente, el tratado de crítica literaria con mayor repercusión histórica de cuantos se han escrito. Una obra que aún hoy debería ser una lectura ineludible para saber cómo se ha desarrollado el concepto de arte en Occidente. Por su parte, bajo el título Magna Moralia tenemos un tratado de etica cuya atribución a Aristóteles ha sido largamente discutida y en el que se debaten cuestiones como la esencia de la virtud o los fundamentos de la felicidad. Publicado originalmente en la BCG con el número 390, este volumen presenta las traducciones de Poetica y Magna Moralia, realizadas por Teresa Martínez Manzano (Universidad de Salamanca) y Leonardo Rodríguez Duplá (Universidad Complutense de Madrid).
Una profunda exploración teórica de la filosofía hegeliana en torno al poder que nos permite realizar un análisis crítico del espíritu de Hegel.
Al examinar la filosofía de Hegel en función del fenómeno del poder, esta obra sondea su núcleo mismo: el poder no es un componente marginal del sistema hegeliano sino su confi-guración interior. Por tanto, ha de ser presentado en toda su complejidad, con todo su resplandor y también con sus límites, porque el poder no siempre se manifiesta en la coacción, la opresión o la violencia. Por el contrario, su auténtica manera de expresarse es en la concordia. Así, el poder se vincula con el otro: habilita al uno a continuarse en el otro. Favorece así una continuidad del sí-mismo.
Frente a la palabra del poder, que se presenta como término de libertad o como palabra de amor, Byung-Chul Han pretende hacer visible un concepto completamente distinto que brilla a pesar de -o incluso gracias a- la ausencia de poder: la amabilidad.
Peter Sloterdijk retrata algunos temperamentos filosóficos desde la Antigüedad hasta el siglo XX y abre un nuevo acceso a los grandes maestros de la filosofía. «El título de la presente colección alude a la conocida sentencia de Fichte de que la filosofía que uno elige depende del tipo de persona que se es. Con ello quería decir que las almas serviles se deciden por un sistema naturalista que justifica su servilismo, mientras que las personas de mentalidad orgullosa se aferran a un sistema de libertad. Esta observación sigue siendo ahora tan verdadera como siempre. Espero haber mostrado con los breves estudios aquí reunidos que la escala de los temperamentos filosóficos va mucho más allá de la oposición entre tipos cobardes y orgullosos. Es tan extensa como el alma iluminada por el logos, cuyos límites, afirmaba Heráclito, resultan imposibles de alcanzar, por mucho que se la recorra.»
La búsqueda de la verdad es el inicio de un movimiento de elevación, de distancia, de libertad, de paz. La filosofía, su práctica existencial, es justamente esa forma de la acción y del amor (del amor a todas las cosas por su sentido verdadero). La erudición, la lógica o los métodos son los apoyos ulteriores de este acontecimiento espiritual, el cual, como todos los acontecimientos, no tiene su origen simplemente en el hombre, pero exige de este una tensión máxima, un punto máximo de la inquietud de su corazón. Los ensayos que se contienen en este libro ilustran momentos de filosofía. Su finalidad es la de animar a sus lectores a penetrar con valentía en ciertos textos y ciertos autores de nuestra riquísima tradición espiritual, sin dejarse intimidar por obstáculos fingidos (terminología complicada, abstracción extraordinaria, necesidad de una erudición enorme para entender algo, etc.). Para ello se recurre a una exposición apoyada lo más posible en los clásicos preferidos del autor, entre los que se encuentran Platón, Rosenzweig, Lévinas o Michel Henry.
El libro de Mira Almodóvar da una transparencia acabada a lo que no siempre es sencillo de entender en Spinoza, quizá porque sea algo que cuestiona todas nuestras convicciones espontáneas: ese delicado equilibro de lo activo y lo pasivo en la determinación afectiva de los hombres en sociedad, le corresponde administrarlo a la política.