Movido por su admiración por Goethe, Schopenhauer elabora una teoría del color que pretende respaldar los hechos que Goethe compiló en su propia teoría y, así, apoyarle en su radical oposición a las ideas newtonianas. Schopenhauer amplía las ideas de Goethe desde una perspectiva fenomenológica y psicológica: vincula la percepción de los colores con sus reflexiones sobre la representación y la voluntad, contribuyendo al desarrollo de teorías estéticas y a la comprensión de la percepción sensorial. Pese a no tener un contenido plenamente filosófico, este escrito contribuye a la comprensión del pensamiento schopenhaueriano sobre la intuición empírica y las formas a priori del conocimiento. Complejo y apasionante a la vez, el texto deja entrever su inquietud por las tensiones latentes entre sujeto y objeto, realidad y representación, arte y ciencia, así como las innumerables dicotomías que estimularon el diálogo entre ambos filósofos.
Una antigua tradición gnóstica afirma que, antaño, en el cielo se libró una lucha entre los partidarios del arcángel Miguel y los secuaces del Dragón. Los ángeles que no tomaron partido fueron condenados a vivir en la Tierra. Somos, pues, el fruto de una vacilación olvidada, de una antigua incapacidad para elegir que ahora nos obliga, con desespero, a abrazar cualquier causa o cualquier verdad. ¿Cuál puede ser entonces la esencia de la Historia sino el engaño y la insustancialidad? Para apoyar su visión de la Historia, Emil Cioran analiza en Desgarradura los periodos de decadencia, que vislumbran ya su fin y dejan al descubierto la inanidad de cuanto perseguimos y la inutilidad de todo progreso.
Los lectores de Cioran saben que en sus libros hallarán siempre más preguntas que respuestas, más vacilaciones que certezas. Ese maldito yo no decepciona, pues su autor confiesa que se trata, en esencia, de una sucesión de perplejidades y obsesiones en torno a la maldición que rodea a todo lo que respira, y especialmente al yo: «Si el hombre olvida con tanta facilidad que es un ser maldito, es porque lo es desde siempre». En el ocaso de un mundo que no deja de dar señales de agotamiento, la lectura de Cioran, ese gran maestro del escepticismo, se convierte en un poderoso tónico contra el dogmatismo y la falta de humor que destilan las religiones y las ideologías.
En abril de 2023, Byung-Chul Han viajó por primera vez a Portugal e impartió unas conferencias en Oporto y Lisboa. Días después ofreció, también por primera vez, una conferencia musical en Leipzig. De ahí nace La tonalidad del pensamiento, el libro que el lector tiene hoy en sus manos y que reúne estas conferencias.
En la primera de ellas, de título «Amor / Eros», el autor se pregunta por el sentido del amor en una sociedad en la que el otro se desvanece por falta de contacto físico y personal.
La segunda, «Sobre la esperanza», es una reflexión sobre la transcendencia de esta virtud que, en palabras del filósofo, «es el espíritu de una idea que va más allá de lo que podemos imaginar».
La última ponencia da título a esta obra: en «La tonalidad del pensamiento», Han expone los tonos y temas que atraviesan su filosofía. Sus libros, dice, no son repeticiones, sino variaciones: notas que van desplegándose en torno a grandes conceptos. Por ello, la conferencia contó con la interpretación en piano de las piezas favoritas del autor: las Variaciones Goldberg y las Suites francesas de Bach y las Kinderszenen de Schumann.
La tonalidad del pensamiento es el primer volumen de la Trilogía de las conferencias, una obra que pone al alcance de los lectores los textos, las fotografías y el acceso en exclusiva a las grabaciones de las conferencias más recientes del autor.
A lo largo de su vida, Emil Cioran dedicó numerosos artículos y prefacios tanto a los más diversos autores como a la propia creación literaria y artística. La disparidad de los temas de reflexión y de las fechas de redacción no oculta la gran homogeneidad del conjunto, debida, sin duda, a la impregnación, de cada texto, con las obsesiones personales del autor. En esta suma de afilados retratos y breves ensayos se revela el Cioran irónico, por no decir cáustico, que muchos conocemos, junto al que se deja fascinar por autores como Paul Valéry, Mircea Eliade, Samuel Beckett, María Zambrano, Francis Scott Fitzgerald o Jorge Luis Borges. Fruto de la amistad o del arrebato, estos singularísimos textos no dejan de ser, en realidad, unos fascinantes ejercicios de profundización en el conocimiento de sí mismo.
La casa es el acontecimiento moral por excelencia. Antes de ser un artefacto arquitectónico es un artefacto psíquico que nos hace vivir mejor de lo que la naturaleza nos permitiría. Es el esfuerzo por adaptarnos a nuestro entorno y viceversa, una forma de domesticación mutua entre las cosas y las personas. Es la prolongación de lo que empezamos a hacer cuando nacemos: construir una intimidad con cuanto nos rodea. Por eso coincide con el «yo», y nos muestra que para decir «yo» necesitamos a los otros.
A partir de su experiencia en las treinta mudanzas que ha realizado a lo largo de su vida, el autor combina distintas disciplinas para analizar temas aparentemente cotidianos, como la configuración de la cocina, las camas, los pasillos e incluso los cuartos de baño, pero que, sin embargo, constituyen el telón de fondo de cuestiones fundamentales como la crianza, el sexo o los cuidados. Un heteróclito conjunto de conocimientos e historias que, con un brillante y muy personal estilo, nos orientan, en definitiva, hacia cómo ser felices, aquí y ahora, junto a los demás