G. W. F. Hegel nació en Stuttgart, capital de Suabia, en 1770. Tras haber estudiado teología en Tubinga se ganó la vida como preceptor privado hasta que en 1801 se incorporó a la Universidad de Jena bajo la protección de Goethe, a quien fue fiel toda su vida. En 1807 se liberó de la absorbente influencia de Schelling al publicar La fenomenología del espíritu y ese mismo año empezó a trabajar como redactor en un periódico de Bamberg hasta su nombramiento como rector del Instituto de Núremberg en 1809. En 1816 pasó a la Universidad de Heidelberg y dos años después a la de Berlín, ciudad donde permaneció hasta su muerte en 1831. Es uno de los más grandes pensadores universales. Zubiri decía que Hegel representaba la madurez de Europa.
En lugar de presentar una filosofía de la religión o de informar sobre las numerosas filosofías de la religión que existen, Schaeffler trata de clarificar, a modo de ejemplo, algunas formulaciones de los problemas que en los distintos periodos de la historia.
¿Puede haber una filosofía de la vejez? ¿Una manera de pensar que propicie, además, una vejez activa, que se abra paso en una sociedad que muchas veces la ignora o descarta? La pregunta toca el corazón de esa etapa de la vida de inexorable atenuación pero que, aun así, puede ofrecernos sus intensidades. En este libro profundo, fresco y fascinante, Esther Díaz indaga los diferentes pensamientos filosóficos para atravesar la "edad de la libertad", como le gusta llamarla. Si para Platón la adultez mayor traía mesura y sabiduría y para Aristóteles todo era decadencia física y mental; los estoicos, sin embargo, la estudiaron con alegría. Deleuze, Foucault, Guattari, Sartre, De Beauvoir -entre tantos otros- abordaron la vejez desde el pensamiento y la propia experiencia. Díaz va todavía más allá para repensar el rol de las viejas y los viejos en la actualidad: el compromiso político en defensa de sus derechos, el empoderamiento de las mujeres que ya no tienen que satisfacer los estereotipos impuestos, la búsqueda de nuevas formas de placer, la importancia de cuidarnos, valorarnos, tener autoestima y disfrutar plenamente la segunda etapa de la vida. Esther Díaz, filósofa y escritora, contagia en esta nueva obra toda su pasión, nos invita a ejercer una profunda crítica a las sociedades que tienen fobia a las vejeces y propone que el deseo -aun antes que la esperanza- sea lo último a lo que estemos dispuestos a renunciar.
El presente volumen reproduce, de acuerdo con la edición alemana de Annemarie Gethmann-Siefert y Bernadette Collenberg-Plotnikov, uno de los juegos de apuntes correspondientes a las lecciones de Hegel sobre estética o filosofía del arte impartidas en el semestre de verano de 1826. Se trata de los apuntes, tomados al dictado en clase, de Friedrich Carl Hermann Victor von Kehler, actualmente en posesión de la Biblioteca de la Universidad de Jena y cuya autenticidad no admite dudas, que tiene la ventaja de ofrecer la mayor cercanía posible a la pa- labra hablada de Hegel.
Mientras que el texto conocido de la Estética, realizado por su discípulo Heinrich Gustav Hotho, conduce a numeroso problemas y divergencias de interpretación, esta Filosofía del arte tiene la ventaja de ofrecer la reconstrucción de sus reflexiones originales sobre filosofía del arte en las lecciones de Berlín de 1826.
Esta edición de las lecciones sobre la Filosofía del derecho de Hegel presenta en castellano una versión completa del curso a partir de dos manuscritos de clase distintos y complementarios. Este semestre es especialmente atractivo para la historiografía hegeliana, por la razón de dar cuenta por primera vez de la lectura de Hegel de los economistas políticos Jean-Baptiste Say y David Ricardo. Asimismo, se impartió antes de la publicación de la Filosofía del derecho (1821) y en el contexto de los "Decretos de Karlsbad", de modo que da cuenta de excepcionales y singulares tesis en torno a la teoría del valor y del capital, del Código Napoleónico.
¿Cuál es la naturaleza profunda del deseo? ¿Por qué buscamos constantemente placer? ¿Cómo podemos escapar de la insatisfacción permanente y experimentar una alegría profunda?
«El deseo es la esencia del ser humano», escribía Spinoza, pero también puede conducirnos a una pasión destructiva, decía Platón. Su naturaleza infinita nos da el impulso vital y nos permite alcanzar un sentimiento de plenitud. En cambio, su manipulación o ausencia señala el colapso de nuestra fuerza interior. Todas las escuelas filosóficas de la Antigüedad y la mayoría de las religiones del mundo han buscado iluminarlo y cultivarlo, y así pasar de «la servidumbre de los afectos» al poder del libre albedrío. Frédéric Lenoir nos propone un manual para educar nuestra fuerza deseadora a través de la filosofía griega antigua, el budismo, y pensadores modernos como Nietzsche, Jung, Lévinas o Bergson, sin dejar de lado nociones científicas y biológicas.
El imperativo absoluto de nuestro tiempo es tener una vida feliz, pero Lénoir nos guía para que aprendamos a escuchar nuestros deseos más personales y reorientarlos correctamente hacia aquello que nos alegra. Porque la
alegría es algo más profundo que el placer y solo si prestamos atención a nuestra singularidad podremos realizarnos plenamente y liberarnos de lo superfluo.