El cine de Pere Portabella es indisociable del arte y de la política. Son disciplinas que se conjugan y retroalimentan desde una actitud común: impugnar las normas, las sociales pero también las estéticas. Este es justamente el título de un volumen que reúne decenas de textos escritos por el autor durante sesenta años, desde sus inicios como productor hasta la actualidad. Se incluyen artículos en diarios y revistas, presentaciones de sus películas, prólogos de libros y catálogos de exposiciones, conferencias, así como algunas de sus intervenciones como senador o diputado durante las primeras legislaturas de la democracia. Del mismo modo que el cineasta se ha preocupado por preservar su obra para garantizar su difusión pública, ahora llega el turno de sus escritos.
Sagaz, provocador y ambicioso como acostumbra, Žižek explora en este libro los intersticios entre campos del saber, el vacío entre la filosofía, el psicoanálisis y la crítica de la política económica. El título está tomado de una de las obras tardías de Samuel Beckett, y le sirve al autor para indagar en las conexiones entre la sexualidad y la economía con los instrumentos del marxismo y el psicoanálisis lacaniano.
La sexualización y la abolición de la sexualidad; el progreso tecnocientífico y el capitalismo globalizado; el falo y lo prohibido; lo poshumano y lo transgénero; el fetichismo y la perversión capitalista; el sujeto y el objeto; el sadismo, el masoquismo y la dominación económica… son algunos de los temas que asoman en estas páginas. En ellas, el filósofo maneja, como suele hacer, un amplio repertorio de referentes variopintos, que van desde Kant, Kierkegaard, Deleuze y Sade hasta Lenin, Stalin y Mao, pasando por Wagner, Tarkovski u Orson Welles.
“La ausencia de aventuras fantasmales en mis vigilias pudo haberme llevado a la fácil –e irracional–actitud de negar su existencia. Por lo que sé, existen fantasmas que no reconocen la existencia de los seres humanos, posiblemente por la misma razón, porque nunca han visto a un individuo de nuestra especie. Puede darse el raro caso de fantasmas que acepten la existencia de los seres humanos y que no se les manifiesten simplemente por temor.
Se puede recontar la historia de los fantasmas según las religiones imperantes, según las costumbres de cada época, según los filósofos. Se puede mencionar la manera como los científicos han tratado a los fantasmas (tal vez sin tomar en cuenta que ya había muchos fantasmas antes de que existiera el primer científico), y uno llega al punto de que, habiendo estado los fantasmas presentes desde siempre en la tradición oral de todos los pueblos y habiendo surtido esas narraciones a los más grandes clásicos, el más apropiado territorio de los fantasmas es la literatura. Para empezar, allí nadie les va a preguntar si, de verdad, existen, ni nada por estilo. Y lo que hace la literatura es darles un papel, conferirles continuidad para hacer emocionantes las historias.
La digitalización avanza inexorablemente. Aturdidos por el frenesí de la comunicación y la información, nos sentimos impotentes ante el tsunami de datos que despliega fuerzas destructivas y deformantes. Hoy la digitalización también afecta a la esfera política y provoca graves trastornos en el proceso democrático. Las campañas electorales son guerras de información que se libran con todos los medios técnicos y psicológicos imaginables.
Los bots las cuentas falsas automatizadas en las redes sociales difunden noticias falsas y discursos de odio e influyen en la formación de la opinión pública. Los ejércitos de trolls intervienen en las campañas apuntalando la desinformación. Las teorías de la conspiración y la propaganda dominan el debate político. Por medio de la psicometría y la psicopolítica digital, se intenta influir en el comportamiento electoral y evitar las decisiones conscientes. El nuevo ensayo de Byung-Chul Han describe la crisis de la democracia y la atribuye al cambio estructural de la esfera pública en el mundo digital. También le da un nombre a este fenómeno: infocracia.
El ser humano es el ser vivo cuya existencia va acompañada de una gran capacidad para "hacerse ser", para manifestarse en los papeles sobreañadidos. A fin de sostener estos papeles, tanto en la vida como sobre el escenario, recurrió al maquillaje o a las máscaras, que proporcionan simulación y disimulo y producen una mímica eficaz. Las máscaras fueron en ocasiones portadoras de soberanía, y en otras, de infamia o de ridículo. Para sujetos con la obligación de dar la cara fueron figuras de auxilio. Las máscaras permitieron que la ocultación y la manifestación actuaran en concierto. Esta recopilación de estudios contiene las páginas recientes sobre "Los poderes de la máscara", que figuraron en el catálogo de la exposición Máscaras, mascaradas, mascarones, celebrada en el museo del Louvre en 2014.