En el año 1600, Jacob Böhme tuvo su más famosa iluminación al ver en un instante, según refiere, todos los secretos del universo reflejados en la concavidad iluminada por un rayo de sol de una vasija de estaño que tenía colgada en la pared, tras lo cual estuvo «rodeado de luz divina» durante siete días. Para Böhme, Dios es el todo, «el gran abismo sin fondo que hay en todas partes», la nada que anhela llegar a ser engendrándose y engulléndose eternamente. Su obra es un continuo intento de descifrar el sentido de sus experiencias místicas, que no cesaron de crecer en interés y fama, porque nunca la mística y la magia se han tratado de una manera tan lógica.
Para Friedrich Schelling, Böhme es una aparición milagrosa en la historia del espíritu humano, y en particular del alemán, por su notable influencia en Tieck, Novalis, Goethe y otros románticos. Schopenhauer toma de él su noción de voluntad, y para Heidegger es, junto a Meister Eckhart, el primer autor metafísico de la filosofía alemana. Newton, Unamuno y otros muchos lo leyeron asimismo con atención.
Esta obra se centra en la vocación y faceta periodística de Ortega mediante las múltiples colaboraciones que llevó a cabo con rotativos como El Imparcial o la creación de la Revista de Occidente. El balance final evidencia que, en la circunstancia orteguiana, el periodismo fue determinante tanto en la forma como en el fondo de su filosofía.
¿Es el ser humano una criatura monstruosa o bondadosa por naturaleza? La filosofía occidental ha ofrecido diferentes respuestas a esta y otras cuestiones fundamentales de la ética a lo largo de la historia. Mientras que san Agustín consideró que el simple hecho de amar a Dios hace bueno al hombre, Schopenhauer concibió la voluntad de vivir como el verdadero motor de nuestros actos. En este exhaustivo ensayo, el filósofo e historiador Volker Spierling analiza once principios éticos clave, de Sócrates a Adorno, a la luz de las distintas cosmovisiones y revoluciones del pensamiento en que se gestaron, y nos ofrece una brillante visión panorámica de la aspiración a la bondad, un tema profunda y vitalmente humano.
Pocos clásicos están tan vivos, tienen tanto que decirnos, como Michel de Montaigne, autor de los 'Ensayos'. De su mano, este libro intenta dar respuesta a una pregunta que a todos nos concierne: ¿cómo vivir, felizmente, una vida humana? A veces los clásicos se vuelven meros monumentos, fríos y distantes tras su fama y prestigio. Nada más lejos de los 'Ensayos', que aún hoy dialogan con el lector que se adentra en sus páginas. Si en ellos Montaigne se propuso la audaz empresa de pintarse a sí mismo, de conocerse a fondo y darse a conocer a los demás, de descubrirse, al hacerlo descubrió al hombre entero: saliendo en busca de sí mismo, Montaigne nos encontró a todos.
'Nadie te está mirando' es el último libro publicado en vida de la escritora y periodista Janet Malcolm, y la segunda antología de ensayos y artículos luego de Cuarenta y un intentos fallidos. Ensayos sobre escritores y artistas (Debate, 2015). En esta versión al español se reúnen dieciséis piezas que abarcan casi dos décadas y que en su mayoría fueron publicadas en The New Yorker y The New York Review of Books. La colección está dividida en tres partes, sin orden cronológico, y agrupa perfiles (la diseñadora Eileen Fisher, la pianista Yuja Wang, la presentadora de noticias Rachel Maddow, entre otros), ensayos sobre escritores y sus obras (Tolstói, Joseph Mitchell, el Grupo de Bloomsbury, etc.) y reseñas de polémicos libros de escritoras feministas (lo que le da pie a reflexionar sobre los desencuentros generacionales entre las feministas de la vieja guardia y la nueva).
El amor, fenómeno siempre difícil de encuadrar, es el auténtico protagonista de la reflexión de muchos autores de la Edad Media. Además de ser el punto de partida para conocer sin error, constituye el único medio para relacionarse de forma auténtica y segura con los otros y con el Otro.
Para Guillermo, la vivencia del amor desborda los límites de la razón común, que por sí sola no logra acceder a los misterios que fundan, sostienen y explican la realidad. Por esto, la insuficiencia de los sentidos corporales reclama esos otros que son interiores y espirituales, a través de los cuales se puede alcanzar la sabiduría, realizar la justicia y contemplar la belleza de todo lo que existe. La lógica humana no es, pues, la autosuficiencia, que enclaustra en uno mismo, sino el don que procede de fuera y que, al acogerlo, permite participar de Dios, amor derramado por el Espíritu en los corazones de los hombres según el modelo del Hijo.
El amor tiene así una profunda densidad antropológica, pero también epistemológica e incluso ontológica. El sensus amoris de la tradición monástica se revela como la vía decisiva para adentrarse en la íntima verdad del hombre, de Dios y de las cosas. De esta tradición nutre Guillermo su pensamiento y lo eleva hasta las más altas cumbres de la filosofía medieval.