Desde 1934 hasta su muerte, Simone Weil acostumbró a apuntar en sus Cuadernos reflexiones que son el núcleo de su pensamiento. La gravedad y la gracia es una antología ordenada de esas notas: textos desnudos y carentes de ardides que traducen una experiencia interior de una exigencia poco común. Luz y gravedad rigen la realidad del ser humano. Simone Weil trató de desentrañar los modos de la participación de la gracia divina en el mundo, así como el punto de intersección de la misma con la ley de la fuerza que lo domina. Toda su vida anduvo buscando ese encuentro imposible entre la perfección divina y la desgracia de los hombres.
Reunimos aquí los escritos de Simone Weil sobre la guerra civil española, en la que la autora participó tras cruzar la frontera en agosto de 1936 y unirse a la Columna Durruti en el Frente de Aragón. Se trata de una antología que pone de relieve el inquebrantable compromiso de Weil con los oprimidos, con la libertad y la dignidad humana, un compromiso que le lleva a denunciar no solo los excesos del bando contrario, sino los del propio, la traición a los ideales por los que se afirma luchar.
La inteligencia artificial ha llegado para hacernos desaparecer o somos los humanos más indispensables que nunca?En un mundo donde las proyecciones distópicas se imponen y plantean un escenario en el que la inteligencia artificial provoca, si no la extinción de la humanidad, sí una era de penalidades, La guerra imaginaria aporta una visión realista y alejada de las hipótesis sensacionalistas que sugieren tanto los humanistas del apocalipsis tecnológico como los gurús mesiánicos de la tecnología.Con una mirada escéptica y crítica, Fernando Bonete abre un diálogo honesto y riguroso sobre los miedos y las esperanzas de la humanidad, dentro del impulso digitalizador y de las grandes transformaciones sociales que ha traído la última década.Inspirándose en la visión humanística de Isaac Asimov, el padre de la robótica y, como se ve en este libro, una mente lúcida y clarividente, La guerra imaginaria no solo refuta las predicciones más sombrías acerca de estas tecnologías, sino que celebra todo su potencial como herramientas en nuestra búsqueda de progreso.
Escrito en 1959, en plena Guerra Fría, este texto se publicó en un esfuerzo por «evitar la catástrofe que supondría una guerra con bombas de hidrógeno a gran escala». Casi sesenta y cinco años después, la posibilidad de un conflicto nuclear es nuevamente una amenaza verosímil, y el agudo análisis de Bertrand Russell acerca de este tan absurdo y sin embargo tan humano anhelo autodestructivo vuelve a ser de escalofriante actualidad.
No estamos preparados para la guerra. La guerra que ya está entre nosotros, aunque no está declarada formalmente más que en contados sitios, amenaza con extenderse más allá del control político que la pone en marcha. La incertidumbre es el pronóstico de los tiempos caóticos que vendrán. Nadie sabrá a qué atenerse. Las preguntas que surgen en este ensayo son inquietantes: ¿por qué la hostilidad guerrera ha sido un hecho constatable, permanente a lo largo de la historia de la humanidad y podemos sospechar que lo seguirá siendo? ¿Por qué la actividad política se muestra impotente para detener la presumible «escalada a los extremos»? Por último: ¿hay alguna alternativa a la guerra que no sea la destrucción de todo? Obras de René Girard y Jean-Pierre Dupuy guían al principio esta inusual y sugestiva reflexión de Ángel Barahona sobre la guerra: desde Troya hasta Napoleón, de la Primera Guerra Mundial hasta Gaza.
Un valioso ensayo sobre cómo el encuentro entre la ciencia y las humanidades ha sido el motor de nuestra civilización.
«La primera mujer, Eva, guiada por su instinto de curiosidad, tomó una manzana del árbol del conocimiento, comió de ella, y a continuación la dio a comer a su compañero, Adán. Son exactamente las tres etapas del quehacer científico: la curiosidad odeseo de saber, la adquisición del conocimiento y su transmisión a otros para que lo continúen».
Con una emocionante mirada humanista, Carmen Estrada, catedrática de fisiología humana, investigadora en neurociencia y estudiosa del griego clásico, explora la historia de la ciencia, su papel en el desarrollo de nuestra cultura y el lugar que ocupa hoy, y sitúa los orígenes de esta actividad humana, natural, instintiva y hermanada con la filosofía mucho antes del nacimiento de la palabra ciencia, en los inicios de nuestra especie.