El intenso encuentro personal entre maestro y discípulo es lo que interesa a George Steiner en este libro, una reflexión acerca de la infinita complejidad y la sutil interacción de poder, confianza y pasión en los géneros más profundos de pedagogía. Basado en las Conferencias Norton sobre el arte y las tradiciones de la enseñanza, Lecciones de los Maestros evoca a muchos personajes ejemplares: Sócrates y Platón, Jesús y sus discípulos, Virgilio y Dante, Brahe y Kepler, Husserl y Heidegger, entre otros. Fundamentales en la evolución de la cultura occidental son Sócrates y Jesús, maestros carismáticos que no dejaron enseñanzas escritas ni fundaron escuelas. En los esfuerzos de sus discípulos, en los relatos de pasión inspirados por su muerte, Steiner ve los comienzos de un vocabulario interior, los reconocimientos cifrados de buena parte de nuestro lenguaje moral, filosófico y teológico. Después analiza una serie de tradiciones y disciplinas, referidas todas ellas a tres temas subyacentes: el poder del maestro para aprovechar la dependencia y vulnerabilidad del discípulo; la complementaria amenaza de subversión y traición al mentor por parte del discípulo; y el recíproco intercambio de confianza y amor, de aprendizaje y enseñanza entre profesor y alumno.
Las «Lecciones privadas de Stuttgart» corresponden a una serie de lecciones impartidas ante la corte de Maximiliano I de Baviera a finales de 1810. En ellas, Schelling presenta cuatro puntos de esencial importancia para comprender la denominada «metafísica intermedia» (1804-1820): el concepto de sistema y la relación del idealismo y del realismo en él; el concepto de amor y el vínculo entre Dios y la naturaleza, así como entre Dios y el hombre; la caracterización de las relaciones sociales entre los hombres y el Estado; una teoría sobre el espíritu y el origen del mal.
Los años 1857-1858 fueron particularmente vibrantes y fecundos en la evolución intelectual de Marx. Fue en la década de 1850 –que arrancó, tras las revoluciones frustradas de 1848, con el exilio y la radicación definitiva de Marx en Londres y en la British Library– cuando profundizó en el estudio de la economía política y cimentó su trayectoria posterior, comenzando por la que a la postre sería su obra más influyente publicada en vida, el libro I de El Capital (1867).
Sócrates no solo sabía que ignoraba toda técnica para acceder al bien y al Dios. Precisamente sabía que la ignoraba porque entendía de amor; y como entendía de amor, entendía de muerte. La sabiduría socrática es siempre, por lo menos, muy difícil de superar. ¿Acaso en nuestro tiempo se la ha dejado atrás definitivamente? ¿No ocurrirá que todavía tiene que enseñarnos lo que solo hoy, devastado el mundo en formas que antes no se pudieron imaginar, podemos aprender?
Tal vez por ello sea preciso volver a hacerse niño, para escuchar y mirar de nuevo los temas que mueven el corazón humano: el amor a los padres y a los amigos (philía), el amor que nace de la atracción (eros), amores ambos que tienen que ver con la caza filosófica y confrontan con la alteridad de los otros.
Se entra en la amistad y en el amor erótico sin saber cómo, no guiados por la conciencia o los conceptos, y menos aún por la filosofía. Pero nada obliga a suponer que la evolución de eros y philía tenga que conservar esta condición. El ser humano es también afán de claridad, afán de control de sí mismo; en definitiva, buscador de la virtud y la excelencia, que en la vida adulta a veces logra abrir a la trascendencia.
¿Qué tiene que ver la literatura con los principios de la termodinámica y el concepto de entropía planteados por Rudolf Clausius en 1865?
La concepción y el estudio de la literatura suelen remitir a un sistema cerrado y estable. Eso era comprensible en el siglo XIX, pero ya no. Hoy, el estudio de la literatura entendido como exégesis textual y vidas de santos no sirve para explicar cómo y por qué sigue siendo una actividad social y cultural significativa.
Literatura, lengua y lugar se pregunta, aplicando los principios de la termodinámica, qué pasa en la confluencia de estos tres elementos en un mundo acelerado y cambiante.