El 10 julio de 1596, Francisco de Mendoza, almirante de Aragón, dejaba Gante para dirigirse a la corte del Sacro Imperio, entonces asentada en Praga. Lo hacía siguiendo las instrucciones del rey Felipe II y del archiduque Alberto de Austria, nuevo gobernador de Flandes, de quien era mayordomo mayor. Su cometido consistía en presentarse ante el emperador Rodolfo II y otras destacadas personalidades, para comunicarles formalmente la toma de posesión de estos territorios por parte del archiduque; aunque a las iniciales visitas de cortesía se irían sumando otros objetivos de gran relevancia política. Esta embajada diplomática se encuentra recogida en un manuscrito inédito –cuyo autor fue con toda probabilidad el propio Francisco de Mendoza– que ahora presentamos al lector. Redactado a modo de diario de viaje y sembrado de reflexiones personales del protagonista, nos sumerge en la Europa de finales del siglo XVI.
La recuperación de las crónicas y reportajes que desde la España de la década de 1930 enviaba a la prensa neoyorquina la joven judía, mexicana y estadounidense Anita Brenner completa el perfil de una autora sorprendente de la Revolución Mexicana, con esta etapa española que pocos le suponían, y devuelve a la nómina de los corresponsales extranjeros en la España de la Segunda República y la Guerra Civil una de sus muestras más singulares y penetrantes. Traducidas por primera vez, con material de archivo, despachos originales y declaraciones inéditas de Azaña, Indalecio Prieto, Largo Caballero o Gil-Robles entre otros protagonistas. Las crónicas de una corresponsal que nunca quiso ser extranjera y a la que no interesaron las trincheras de la guerra sino las barricadas de la revolución española.
Wyatt Earp y Bat Masterson aparecen en una gran cantidad de libros y películas. La mayoría de los libros son básicamente ficción, incluidos aquellos que no se publicaron como tales. Contienen exageraciones, adornos, rumores y falsedades puras y duras. Lo mismo sucede con los intentos por llevarlo a la pantalla que se inician en 1932, cuando Walter Huston interpreta un papel basado en Wyatt Earp en la película“Law and Order”. El reto para un escritor hoy en día es filtrar todo lo que se ha publicado sobre ellos hasta el momento, determinar las fuentes más fiables y, posteriormente, componer un relato de cómo sus historias se cruzaron en los años setenta del siglo XIX en Dodge City, ciudad en la que se hicieron amigos para toda la vida y en la que coincidieron con todo ese grupo de inimitables personajes con los que comparten buena parte de sus andanzas.
Imágenes rotas fue el tercer volumen que dedicó Simon Leys a la China maoísta, en 1976, año de la muerte del "Gran Timonel". Lejos de elaborar complejas teorías, Leys nos brinda un conjunto de testimonios individuales, confidencias espontáneas marcadas por el sabor amargo de la experiencia vivida bajo el régimen de la mentira desconcertante en los estertores de la "Revolución cultural".
Una apasionante novela sobre la increíble vida del pianista de Hitler que ayudó a crear el monstruo del nazismo para luego tratar de destruirlo.
Medía dos metros de altura pero lo apodaban Putzi, hombrecito en bávaro. Marchante de arte en el Nueva York bohemio de 1910, amante en aquella época de Djuna Barnes y músico en su tiempo libre, Ernst Hanfstaengl se convirtió diez años después en el confidente y pianista de Hitler. Su increíble exilio al perder el favor de éste lo llevó hasta el presidente Roosevelt, quien durante la IIGM lo convertiría en su principal informante sobre el Führer.
Putzi. El confidente de Hitler rescata a uno de los personajes más desconocidos y fascinantes del S.XX: para algunos fue un traidor o un bufón sin consecuencia, para otros, uno de los artesanos del mal. Pero su trágica y burlesca historia, envuelta en misterio, es la de un héroe de novela. La novela de un siglo de esplendor y desastre, en la que el lector se cruzará con Goebbels, Göring y las hermanas Mitford, pero también con Thomas Mann, Charles Chaplin o John Reed.
Una tercera parte de la superficie terrestre está ocupada por desiertos, lugares inhóspitos y desolados que han cautivado a la humanidad desde el comienzo de la Historia. Desde los profetas de la Biblia hasta Marco Polo, desde Lawrence de Arabia hasta Gertrude Bell, los viajeros han encontrado en estas áridas extensiones lugares malditos que debían evitarse, o cruzarse lo más rápido posible. Pero para aquellos que han hecho de los desiertos su hogar, el «espantoso vacío» descrito por los exploradores es rico en recursos y significado.
William Atkins decidió emprender una travesía por ocho grandes desiertos de cinco continentes: su viaje le llevó del Cuarto Vacío de Arabia Saudí a los lugares donde se llevan a cabo pruebas nucleares en Australia, del desecado mar de Aral en Kazajistán a las volátiles dunas del noroeste de China, de las disputadas fronteras del desierto de Sonora al desenfrenado festival Burning Man en el Black Rock de Nevada o a los monasterios ancestrales del desierto Oriental de Egipto. Atkins pone luz sobre las gentes, la historia, la topografía y el simbolismo de estos lugares extraordinarios (y a menudo conflictivos) en una obra que, galardonada con el Stanford Dolman Writing Award, está destinada a convertirse en un clásico de la literatura de viajes.