Entre los siglos xvii y xix, la Revolución industrial transformó Gran Bretaña de una economía agrícola y artesanal a otra dominada por la industria, dando paso a un crecimiento sin precedentes de la tecnología y el comercio, y situando al país en el centro de la economía mundial. Pero la historia comúnmente aceptada de esta revolución, anclada en imágenes de fábricas de algodón y máquinas de vapor inventadas por genios inigualables, pasa por alto la verdadera raíz de la expansión económica e industrial: la lucrativa contratación militar producto del estado de guerra casi constante del país a lo largo de cien años. La demanda de armas y material bélico que permitió a los ejércitos, armadas, mercenarios, comerciantes, colonos y aventureros británicos conquistar una inmensa porción del globo impulsó a su vez el auge de innumerables industrias asociadas, desde la metalurgia hasta la banca. Este libro pionero traza la vida social y material de las armas británicas a lo largo de un siglo de guerra y violencia casi constantes dentro y fuera del país. Priya Satia ilumina el surgimiento de Gran Bretaña como superpotencia mundial, las raíces del papel del gobierno en el desarrollo económico y los orígenes de los debates de nuestra época sobre el control de armas y la contratación militar.
En varias ocasiones España estuvo muy cerca de convertirse en otro campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial.
Primero los británicos y después los alemanes prepararon distintas operaciones militares, tanto ofensivas como defensivas, en la península ibérica. Aunque los principales objetivos eran los archipiélagos españoles y portugueses, y, sobre todo, Gibraltar.
La planificación alemana incluyó a sus mejores oficiales y tropas de élite, que de hecho sí llegaron a entrar en el país. Invitados a banquetes, reuniones y a presenciar corridas de toros, también realizaron más discretamente misiones de reconocimiento en los alrededores del Peñón. Al frente de las operaciones iban a estar importantes generales como Walter von Reichenau o Friedrich Paulus.
Fascinante recorrido del mundo de la antigüedad clásica desde Homero a Adriano, es precisamente la presencia constante del toque humano: su capacidad de evocar figuras como Sócrates, Alejandro, Cicerón o César y de hablarnos, a la vez, de la vida cotidiana de los ciudadanos, de los últimos días de Pompeya o de los juegos del circo, en unas páginas que nos devuelven el encanto de la mejor narrativa histórica.
Entre 1958 y 1962 cuarenta y cinco millones de chinos perecieron a causa de los trabajos forzados, la violencia y la hambruna a los que fueron sometidos por el gobierno de Mao Zedong. Obsesionado con la empresa frenética del Gran Salto Adelante, su iniciativa, destinada a superar el modelo económico occidental en menos de quince años, provocó una de las mayores catástrofes humanas de la historia. Gracias a una exhaustiva labor de investigación de los archivos provinciales y municipales chinos recientemente abiertos, Dikötter da voz a las víctimas del régimen y demuestra por primera vez que el implacable destino de las personas de a pie no fue un accidente, sino el resultado directo, y en buena medida calculado, de las decisiones en las altas esferas del poder. La gran hambruna en la China de Mao abre así una nueva brecha en el muro que aún separa a la actual China, heredera del maoísmo instaurado en 1949, del resto del mundo.
A mediados del siglo XIX en Europa parecía que los principales peligros provocados por condiciones climáticas adversas eran una cuestión del pasado. El aumento de la producción agrícola y la importación de cereales permitieron a las naciones almacenar granos con mayor facilidad e imaginar que no se repetirán las terribles hambrunas provocadas por las sequías, los largos inviernos o las lluvias abundantes.
El corazón que ha movido la historia del mundo, nos dice Peter Frankopan, se encuentra en las tierras de Eurasia que recorrían las rutas de la seda. Allí surgieron los grandes imperios de la antigüedad y las grandes religiones de alcance universal.