¿Sabía usted que el emperador Carlos V le hizo una hija a su abuelastra? ¿Y que Franco tenía la lágrima fácil incluso cuando no le mataban al almirante Carrero?
En este libro no he pretendido escribir la historia que escribiría el pueblo, ya que el pueblo es ágrafo por naturaleza, sino, más bien, una Historia de España contada para escépticos que no creen en la historia de España.
No pretendo que sea veraz, justa y desapasionada, porque ninguna historia lo es, pero por lo menos intentaré que no mienta ni tergiverse a sabiendas, que ya es un propósito sobradamente ambicioso en los tiempos que corren. Además, procuraré que sea amena y documentada, y si el lector aprende algo de ella me daré por bien pagado.
No se escribe esta historia para halagar a nadie. El autor no aspira siquiera a merecer la aprobación indulgente de los críticos, ni a probar tesis alguna. A lo mejor por eso se deja llevar por su curiosidad e indaga en las vidas de los poderosos. No por gusto, ciertamente, sino porque está convencido de que una de las miserias determinantes de nuestra historia, la causa principal del errático y, a menudo, patético rumbo que ha seguido España lo han determinado, y, ¡ay!, lo determinan, gobernantes incompetentes y tarados.
Escrita a una escala de proporciones homéricas, laHistoria de Heródoto es la primera y mayor obra en prosa que nos ha legado la Antigüedad griega. En ella el viajero de Halicarnaso explora toda una era y un universo con un espíritu indagador y profundamente humanista que cambiará para siempre la forma de concebir y narrar la Historia. Aunque su propósito principal es contar el colosal enfrentamiento entre griegos y persas, que se saldó con la inimaginable victoria del mundo heleno frente al invasor, en la trama de la Historia se entreveran asombrosas noticias y breves relatos que revelan a su autor no solo como historiador, sino como pionero de otras disciplinas, como la etnografía, y sobre todo como un narrador excepcional.
Con la destreza los más grandes creadores, Heródoto nos habla de los entresijos de la Historia, de cómo viven, mueren, aman o traicionan los memorables personajes de este relato fundacional.
La revista fue, es y seguirá siendo hija y producto de su tiempo. De las circunstancias sociales, políticas y culturales de cada una de las épocas en que le tocó vivir. Y en todas, vivió la censura, incluso en la actualidad. Pero la revista es mucho más de lo que el espectador de a pie pueda presenciar una vez adquirida su localidad y se sienta cómodamente para presenciar el espectáculo. La revista es también todo el entramado escénico que latía tras las bambalinas. De interminables horas de elección de compañía, libreto, música y artistas. De agotadores ensayos y de airadas vedettes. De duras giras por provincias y de nervios el día del estreno. De aplausos y risas. De llantos y pensiones. De las mamás de la artista en el camerino, a estraperlistas sin pudor rendidos admiradores de la vedette de turno. De dimes y diretes en torno a la escultural estrella del espectáculo Eso y, mucho, muchísimo más, era la revista. Un género menospreciado por algunos al que Juan José Montijano a través de esta magnífica obra coloca en el lugar que siempre ha merecido.
La superstición y el mito son elementos persistentes, comunes a todas las sociedades humanas. Es un factor transversal que forma parte de nuestra esencia y de la identidad más íntima que tenemos como especie. Quizá incluso se trate de uno de los componentes nucleares que ayudó a forjar aquello que somos hoy. Son muchos los factores sociales que distinguen a unos grupos humanos de otros, y la diversidad cultural es, sin lugar a duda, de gran valor; se podría decir que es uno de los mayores patrimonios de la humanidad. Sin embargo, oculto tras el exotismo de la diferencia se encuentra aquello indisociable del propio ser humano y que nos equipara a todos: la dotación genética. Esta nos provee de características comunes no solo a nivel físico, sino también a nivel cognitivo. Y aunque pueda resultar contradictorio, de ella emerge la superstición como uno de estos rasgos colectivos. En esta obra se desgranan los motivos por los cuales nuestro cerebro tiende a la superstición, a construir falsas representaciones del mundo y dar por válidas inverosímiles explicaciones. Asimismo, se indaga en el origen evolutivo de los mitos y se repasa la historia de las creencias irracionales para concluir con un análisis de las supersticiones actuales en distintas partes del planeta. Gracias a las experiencias personales y profesionales de Aníbal Bueno, el lector tiene entre sus manos un libro ágil, riguroso y tremendamente entretenido con el que valorar todas nuestras diferencias sociales y culturales, al mismo tiempo que trazar, casi irónicamente, todo aquello que nos une: las grandes dudas, miedos e inquietudes que nos mueven, y que nos llevan atormentando desde los orígenes de nuestra especie. La superstición está siempre presente, en todas las culturas. Solamente varía su forma de expresión.
Romántica aventura cristiana o última invasión de los bárbaros, movimiento animado por razones religiosas o saqueo guiado por la ambición y la codicia, la historia de las cruzadas constituye un acontecimiento decisivo en la Edad Media. Antes de su inicio -en el siglo XI- los grandes centros de la civilización eran Bizancio y los países del Califato árabe; antes de su conclusión -en el siglo XIV- la hegemonía de la cultura y del poder se había desplazado ya hacia Occidente.
Para comprender ese lento pero irresistible movimiento de deriva no basta con estudiar las circunstancias que dan cuenta de su génesis en Europa; es preciso también explicar las condiciones que en Oriente posibilitaron el avance de los cruzados. La mirada debe abarcar desde el Atlántico hasta Mongolia, y el espectador ha de situarse en la perspectiva tanto de los francos como de los árabes y los cristianos de Oriente.
Historia de las exploraciones prohibidas en África nos relata los viajes de los exploradores y exploradoras que penetraron en aquellos lugares de África en los que la entrada a occidentales estaba prohibida. Nos traslada a la epopeya de estos aventureros que, adoptando diversas personalidades, disfrazados o como esclavos, entraron en Marruecos, Tombuctú, en el Sáhara o en los países más conflictivos del África subsahariana, arriesgando por ello sus vidas.