El juicio y la muerte de Sócrates constituyen un momento emblemático de la civilización occidental. La imagen que tenemos de aquellos acontecimientos (creada por sus seguidores inmediatos y perpetuada a partir de entonces por un sinnúmero de obras de literatura y arte) es la de un hombre noble condenado a muerte por un acceso de locura de la antigua democracia ateniense. Sin embargo, la acusación se centraba en la impiedad y la corrupción de la juventud, y también se sugería que Sócrates era un elitista que se rodeaba de personajes políticamente indeseables, lo cual tenía cierto fundamento desde un punto de vista ateniense.
Con notable pulso narrativo, Robin Waterfield expone todos los elementos que rodearon a uno de los juicios más famosos de la historia y nos ofrece una nueva perspectiva desde la cual puede explorarse toda una época.
Fue en Eichmann en Jerusalén donde Hannah Arendt empleó por vez primera la expresión «la banalidad del mal». Su consternación ante el hecho de que un hombre que no era un monstruo pudiera actuar como agente del mal más extremo fue objeto de burla, indignación e incomprensión. La tormenta provocada por esa controversia indujo a Arendt a abordar nuevamente las cuestiones e inquietudes fundamentales suscitadas en torno a la naturaleza del mal y la elección moral. Responsabilidad y juicio reúne una serie de escritos correspondientes a la última década de la vida de Arendt, cuando se esforzaba por explicar el sentido de Eichmann en Jerusalén.
El núcleo de este libro es una profunda investigación ética: «Algunas cuestiones de filosofía moral»; en él Arendt aborda la insuficiencia de las verdades morales tradicionales como normas para juzgar lo que somos capaces de hacer y examina desde una nueva óptica nuestra capacidad para distinguir el bien del mal. Y lo justo de injusto. Vemos allí cómo Arendt viene a darse cuenta de que, junto al mal radical del que se había ocupado en anteriores análisis del totalitarismo, existe una forma más perniciosa de mal cuya ejecución no tiene límites cuando el que lo comete no siente remordimientos y es capaz de olvidar sus actos rápidamente.
Las Leyes es, con mucho, el diálogo platónico más extenso que conocemos. Y no solo eso, sino que además es el que supone los más exhaustivos estudios: historia, teoría, política, educación, códigos penales, sistemas constitucionales, teología, física, medicina, etc. Es el intento más antiguo que ha llegado hasta nosotros de organizar el sistema jurídico de acuerdo con principios racionales. En este segundo volumen de la obra se recogen los libros VII-XII, en los que se establecen las normas que regularán la educación de la juventud, el culto religioso y la economía, se propone un código penal y un civil y comercial, se define la administración del Estado y se describe sus sistema monetario.
Un corpus excepcional tanto para entender el pensamiento romano como para examinar las técnicas retóricas de Cicerón, admirar la depuración de su lenguaje y adentrarse en lo que supuso el derecho romano tanto para su época como para períodos posteriores. Este tomo engloba textos n los que el trasfondo político adquiere un peso específico fundamental.
Las Leyes es, con mucho, el diálogo platónico más extenso que conocemos. Y no solo eso, sino que además es el que supone los más exhaustivos estudios: historia, teoría política, educación, códigos penales, sistemas constitucionales, teología, física, medicina, etc. Es el intento más antiguo que ha llegado hasta nosotros de organizar el sistema jurídico de acuerdo con principios racionales. En el primer volumen de los dos que reúnen las Leyes, se recogen los libros I-VI, en los que se establecen los principios fundamentales que deben regir la sociedad para luego crear la legislación acorde con ellos.
Obra perteneciente al último periodo de la producción aristotélica, Acerca del alma prolonga, aclara y concreta algunas de las teorías fundamentales desarrolladas en los libros centrales de la Metafísica. En este tratado la pregunta no es si el alma existe o no, sino «a qué género pertenece y qué es el alma». A partir de aquí, Aristóteles desarrolla, a lo largo de los tres libros que componen la obra, una teoría nueva y vigorosa acerca del alma alejada de las especulaciones anteriores, aunque no exenta de ambigüedades internas. Presentada en una traducción precisa y muy bien actualizada, se trata de uno de los grandes hitos de la producción aristotélica en lengua española.
San Agustín es una de las personalidades más fascinantes y complejas de la historia del cristianimo. Una de sus más importantes obras es, sin duda, La ciudad de Dios, redactada en los años de la toma de Roma a manos de los visigodos. En ella se establece por primera vez la idea del paralelo entre Estado divino y Estado terrenal, de gran influencia histórica en la política y las leyes de la historia occidental.
Este volumen, que incluye los libros XVI-XXII, cierra la publicación íntegra de esta obra, culminando así la labor de Rosa Mª Marina Sáez con una espléndida traducción exhaustivamente anotada. En esta última parte, Agustín de Hipona recurre a la historia bíblica para explicar la evolución entre la ciudad de Dios y la terrenal; y a continuación recapitula todo lo dicho en la obra antes de acometer por último las finalidades de ambas ciudades: el juicio final, el infierno y el cielo.
San Agustín es una de las personalidades más fascinantes y complejas de la historia del cristianismo. Una de sus más importantes obras es, sin duda, La ciudad de Dios redactada en los años de la toma de Roma a manos de los visigodos. En ella se establece que por vez primera la idea del paralelo entre Estado divino y Estado terrenal, de gran influencia histórica en la política y las leyes de la historia occidental.
Este volumen incluye los libros VIII-XV, en los que inicialmente demuestra la inutilidad de los dioses tradicionales romanos, debate sobre teología con los filósofoos, sobre todo platónicos, y razona que los espíritus buenos desean adorar a un solo Dios. Finalmente, emprende su explicación cristiana de la historia, que comienza con el origen de la ciudad de Dios, de la creación del mundo al pecado original, y continúa con la relación de las dos ciudades: la de Dios y la terrenal.
«¡Hay un lenguaje, existe una palabra que vence a la muerte, y que es, pues, la expresión perfecta de la verdadera grandeza, de lo que la nobleza de espíritu puede conseguir! En cuanto volvamos a emplear ese lenguaje, el amor y el arte volverán a ser capaces de dar forma a la existencia humana. Y así se apagará, por fin, ese incendio que es la "fiesta mundial de la muerte", ese fuego que fue encendido a principios del siglo xx por los seguidores de Grandeza y la Gran Cantidad…»
Cómo identificar y rebatir las falacias de la izquierda radical.
Los progresistas se presentan como los defensores de la razón, la ciencia y la justicia social. Pero ¿qué ocurre cuando sus argumentos no resisten el más mínimo escrutinio?
En Mitos progres, el filósofo Michael Huemer desmonta, con datos y rigor, algunas de las ideas más influyentes y repetidas del progresismo actual: que la brecha salarial entre hombres y mujeres se debe al machismo; que los tiroteos policiales son sistemáticamente racistas; que el género es un mero constructo social, o que el cambio climático nos llevará a la extinción.
Con un estilo claro y valiente, Huemer demuestra que muchas de estas afirmaciones no son inocentes ni irrelevantes: son mitos ideológicos que distorsionan el debate público, polarizan a la sociedad y justifican políticas ineficaces —o directamente dañinas—. Y lo que es aún peor: se utilizan como armas morales para silenciar la disidencia y blindar una visión dogmática del mundo.
Este libro no pretende imponer una nueva ideología, sino recuperar algo más necesario que nunca: el respeto por los hechos, el pensamiento crítico y la libertad de disentir.