Si bien la mayor parte de los relatos se centran en las malas prácticas financieras de determinados sectores, en Sombras. El desorden financiero en la era de la globalización, Michael Ash y Francisco Louçã se disponen a demostrar que, lejos de ser su rama disidente, las finanzas en la sombra que iniciaron la crisis están estrechamente entrelazadas con, y resultan altamente lucrativas para, las finanzas de base bancaria. El colapso no fue un accidente, Sombras rastrea la compleja red de poder que precipitó la gran recesión y aporta vívidas descripciones de los actores que lideraron la economía internacional hasta 2007.
¿Sabías que el islam medieval consideraba el lesbianismo una forma de amor superior?
¿Conoces a Estebanía de Valdaracete, el hombre intersex que retó a duelo a varios oficiales de Carlos V y a todos los ganó?
¿Tenías idea de que uno de los enterramientos conjuntos más antiguos de dos hombres está documentado en la península ibérica hace más de 3.500 años?
Esta es una historia de desviados: del marica, de la lesbiana, del sodomita, del invertido, del travesti, del hermafrodita…; aquellos que desafiaban la norma del deseo, el género o el sexo. Se podría decir que es la historia LGTBIQ+ de España desde mucho antes de que existieran esas siglas o incluso España. En este viaje, que empieza en la Prehistoria y nos lleva hasta la actualidad, conoceremos a quienes no suelen aparecer en los libros: los desviados que vivieron, burlaron las normas y tejieron redes y espacios propios.
Casi seiscientos millones de personas compartimos uno de los mayores tesoros del mundo: el español, un patrimonio inmaterial valiosísimo que gran parte de nuestra vida pasa desapercibido. Pero ¿por qué? ¿Cómo es posible que no prestemos atención a lo que nos hace humanos? La lengua es lo primero que nos enseñan cuando llegamos a este mundo, determina nuestra forma de concebir y comprender la realidad, y todos necesitamos las palabras para sentirnos parte del grupo.
Este no es un manual sobre el buen uso del español. Este libro pretende compartir a través de la palabra escrita que un idioma es un elemento vivo, que en él nada es estanco, que las formas de comunicarnos evolucionan y que los hablantes somos el motor de la lengua. Porque las palabras tienen el gran poder de definir el presente que vivimos y el futuro que deseamos alcanzar.