¿Constituyen las enseñanzas de Jesús un sistema moral coherente que sigue siendo relevante hoy en día?
Aunque no creamos que Jesús de Nazaret fuera el hijo de Dios, tendemos a pensar que fue un gran maestro moral. Pero, ¿lo fue realmente? ¿Hasta qué punto valores idealizados como el amor a la familia, la ayuda a los necesitados y la importancia de la bondad coinciden con los principios originales de Jesús?
Julian Baggini cuestiona nuestras suposiciones sobre los valores cristianos y sobre el mismo Jesús centrándose solo en las enseñanzas que propone en los Evangelios, despojándolas de elementos religiosos como los relatos de milagros o la resurrección de Cristo. Leyendo de cerca este nuevo Evangelio «sin Dios», incluido como apéndice, Baggini se pregunta cómo debemos entender la actitud de Jesús ante la renuncia al yo, la política o la sexualidad, tal y como se expresa en sus palabras, a menudo esquivas.
Ateo de formación católica, Baggini nos presenta un Jesús más radical de lo que la cultura popular describe. Y a medida que profundiza en la visión del mundo del presunto mesías y se enfrenta a sus mensajes a veces contradictorios, nos descubre que sus palabras, en contra de su escepticismo, expresan una filosofía resuelta y poderosa, que aún hoy tiene mucho que enseñarnos.
El historiador francés Yves Pourcher, ganador del prestigioso Premio Jules Michelet, ha exhumado archivos y bibliotecas, ha revisado los testimonios y la correspondencia que revelan cómo fue la posguerra de los colaboracionistas, sus jefes y sus subordinados, las celebridades y los personajes anónimos.
La trilogía El espectro y el signo articula una postura crítico-poética en psicoterapia. Para ello revaloriza nuestra vida sensible que, comenzando con nuestra sensorialidad, se extiende hacia la dimensión de sentido que suplementa y embruja, como un espectro, a los signos en cuyo contenido abstracto nuestra vida cotidiana se ha domesticado de un modo estereotipado y consabido. En esta trilogía exploramos varios aspectos de este romance entre la estabilidad y el cambio, entre ese espectro sensible y los signos alienados en significados que puntúan las luces y las sombras tanto de nuestros padeceres clínicos como de los modelos de tratamiento de los mismos. El exilio del Mesías completa el arco de un pensamiento post-sistémico de lo cotidiano, que incluye entonces una estética, una ética y, ahora, una teología mesiánica. Con ello recoge la potencialidad de cambio que nos habita hacia una vida que no sea solo lo que ya es.