El científico rumano Mircea Eliade fue uno de los grandes universalistas en ciencias de las religiones del siglo XX. De sus más de cuarenta títulos que abarca su obra científica, Historia de las creencias y de las ideas religiosas presentada en cuatro volúmenes es su aportación más destacada. Desde la época de los descubrimientos hasta nuestros días es el último tomo. Poco antes de su muerte, Eliade pidió que se llevara a buen término su obra.Sin embargo,murió dejándola inacabada. Se decidió, entonces, convocar a acreditados especialistas para escribir este libro según las directrices temáticas y la línea de investigación de Eliade. Concebido como un volumen independiente, este tomo incluye el estudio de las religiones autóctonas de Australia, Oceanía, América del Sur, Central y del Norte, Japón, China, Indonesia y África Occidental. A ellas se deben conceptos tan fundamentales como mana, tabú o fetichismo. Además, concluye con un capítulo sobre la creatividad religiosa y la secularización en Europa desde la Ilustración.
Romántica aventura cristiana o última invasión de los bárbaros, movimiento animado por razones religiosas o saqueo guiado por la ambición y la codicia, la historia de las cruzadas constituye un acontecimiento decisivo en la Edad Media. Antes de su inicio -en el siglo XI- los grandes centros de la civilización eran Bizancio y los países del Califato árabe; antes de su conclusión -en el siglo XIV- la hegemonía de la cultura y del poder se había desplazado ya hacia Occidente.
Para comprender ese lento pero irresistible movimiento de deriva no basta con estudiar las circunstancias que dan cuenta de su génesis en Europa; es preciso también explicar las condiciones que en Oriente posibilitaron el avance de los cruzados. La mirada debe abarcar desde el Atlántico hasta Mongolia, y el espectador ha de situarse en la perspectiva tanto de los francos como de los árabes y los cristianos de Oriente.
Historia de las exploraciones prohibidas en África nos relata los viajes de los exploradores y exploradoras que penetraron en aquellos lugares de África en los que la entrada a occidentales estaba prohibida. Nos traslada a la epopeya de estos aventureros que, adoptando diversas personalidades, disfrazados o como esclavos, entraron en Marruecos, Tombuctú, en el Sáhara o en los países más conflictivos del África subsahariana, arriesgando por ello sus vidas.