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LA CAIDA EN EL TIEMPO

«Todo cambia, en efecto, pero raramente a mejor.» El gran ensayista rumano, en estado puro. Emil Cioran nos invita a reflexionar en este ensayo sobre la ineptitud humana para la felicidad y nuestra incapacidad para soportarla. El relato bíblico del Génesis dejó las cosas claras desde el principio: al desobedecer el mandato divino, al preferir la sabiduría a la inmortalidad, sellamos nuestro destino como seres errantes, en busca de un Paraíso perdido al que, de todas formas no podríamos adaptarnos si alguna vez diéramos con él. A lo largo de estas páginas, el célebre ensayista rumano se pregunta si la inocencia es el estado natural del ser humano, y el dolor, condición de la sabiduría. La respuesta, paradójica, sorprendente, es una muestra más del sarcasmo y la lucidez extrema de este maestro del pensamiento.
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LA CANCELACION Y SUS ENEMIGOS

Un ensayo agudo y cuestionador, que revela los intereses tras el término «cultura de la cancelación» y revisa los criterios con los que evaluamos el arte hoy. ¿Existe de verdad una «cultura de la cancelación» censora y puritana, que limite la libertad de los artistas? O, más bien, «¿por qué la llaman “cancelación” cuando quieren decir crítica?». Eso se pregunta Gonzalo Torné en un artículo que recibirá una respuesta inesperada: la de Clara Montsalvatges, uno de los personajes de sus novelas. Entre los dos, dibujan aquí el retrato de un escenario en el que las «audiencias emancipadas» plantean nuevas exigencias a los creadores, y se preguntan por las responsabilidades de una representación artística comprometida con la captura de la complejidad.
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LA CASA DE LOS ARTESANOS

Cuando el guarnicionero Thierry Hermès instaló su taller en París, por las calles de esta ciudad circulaban unos ochenta mil caballos, y los jinetes más distinguidos encargaban sus sillas de montar a este artesano. Sin embargo, tras la Primera Guerra Mundial, los caballos se vieron sustituidos de forma progresiva por automóviles, y al nieto del fundador, Émile, no le quedó más remedio que reinventarse. Empezaría por hacer maletas, a las que añadiría un artilugio revolucionario: el cierre de cremallera. Luego llegarían los bolsos de mano, en bandolera o con correas, cabás, alforja o pochette, el mítico «carré» y tantos artículos, siempre con el afán de innovar, de cuidar la fabricación artesanal, y de no hacer nunca demasiado ruido. Estuvo a punto de irse a pique, pero hoy Hermès sigue siendo regentada por la misma familia y es la única gran empresa del lujo que ha logrado mantener su preciada independencia.
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