Pocas veces se puede narrar cómo el genio de un individuo cambió el curso de la historia humana a escala global. Lenin. El hombre que cambió el mundo cuenta el periplo vital del creador del primer Estado fruto de un diseño intelectual. Lenin, como nadie antes, supo interpretar el comportamiento y la reacción de las personas y, así, erigir desde la nada un poder político nunca antes visto. Con él nació el primer Estado socialista. A través de su breve vida, el lector descubrirá una época apasionante donde los acontecimientos en torno al protagonista son favorables al gran cambio que tenía entre manos.
Más de cien años después del estallido de la Revolución rusa, Lenin sigue inspirando una gran fascinación, tanto dentro como fuera de Rusia, y ha pasado a la historia como un político frío y autoritario que creó un nuevo modelo de Estado que imitarían casi la mitad de los países del mundo.
En esta reveladora biografía, el periodista Victor Sebestyen se basa en fuentes primarias inéditas para recrear la vida de Lenin y su actividad revolucionaria y, luego, al frente de la Unión Soviética. Pero Sebestyen va más allá y revela a la persona tras el revolucionario, un hombre que amaba la revolución, pero también la naturaleza, que era propenso a los ataques de ira y que mantuvo un largo menage à trois con su esposa Nadezhda Krúpskaya y la seductora camarada bolchevique Inessa Armand.
Basándose en las miles de páginas de los cuadernos manuscritos de Leonardo y nuevos descubrimientos sobre su vida y su obra, Walter Isaacson teje una narración que conecta el arte de Da Vinci con sus investigaciones científicas, y nos muestra cómo el genio del hombre más visionario de la historia nació de habilidades que todos poseemos y podemos estimular, tales como la curiosidad incansable, la observación cuidadosa y la imaginación juguetona. Su creatividad, como la de todo gran innovador, resultó de la intersección entre la tecnología y las humanidades. Despellejó y estudió el rostro de numerosos cadáveres, dibujó los músculos que configuran el movimiento de los labios y pintó la sonrisa más enigmática de la historia, la de la Mona Lisa. Exploró lasleyes de la óptica, demostró como la luz incidía en la córnea y logró producir esa ilusión de profundidad en la Última cena.
La habilidad de Leonardo da Vinci para combinar arte y ciencia -esplendorosamente representada en el Hombre de Vitruvio- continúa siendo la regla de oro de la innovación. La apasionante vida de este gran hombre debe recordarnos la importancia de inculcar el conocimiento, pero sobre todo la voluntad contagiosa de cuestionarlo: ser imaginativos y pensar de manera diferente.