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MALEANTES. ESTAFADORES, ASESINOS, REBELD

Con el fascinante estilo que le caracteriza, Patrick Radden Keefe ofrece en este libro una compleja panorámica del lado oscuro del ser humano. Aquí retrata, entre otros personajes, al traficante de armas Monzer al-Kassar, apodado «el príncipe de Marbella» y perseguido incansablemente por un agente de la D.E.A., a la controvertida «abogada del diablo» que lucha contra la pena de muerte representando a los peores criminales, al Chapo Guzmán y su vida tras huir de una prisión de alta seguridad, o al célebre delincuente holandés William Holleeder y los esfuerzos de su propia hermana para lograr su encarcelación. Maleantes recoge doce perfiles de estafadores, truhanes, asesinos y rebeldes, gente que nada a contracorriente y cuya vida excepcional, para bien y para mal, invita al lector a reflexionar sobre temas como la esencia del mal, del poder, del crimen y de la corrupción, pero también sobre el coraje de quienes decidieron enfrentarse a ellos.
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MALESTAMOS. CUANDO ESTAR MAL ES UN PROBL

Un sentimiento recorre nuestras vidas. No es ansiedad, no es depresión, no es euforia ni inquietud. Es, simplemente, que estamos mal. Vivimos en sociedades que hablan de salud mental pero que, en realidad, están hablando de un conjunto de conceptos entremezclados: desesperanza, cansancio, falta de expectativas, estrés, preocupación y dificultad para saber cuándo se acabará ese sentimiento. El malestar del que hablamos tiene mucho que ver con la incapacidad de imaginar un futuro que sea realizable, con la falta de certezas sobre lo que ocurrirá mañana o sobre el reflejo que nos sale al pensar que lo que venga será siempre peor que lo que ya pasó. Ante esto, la primera pulsión de la sociedad parece ser la patologización de ese malestar, ya sea por la vía de la terapia o del psicofármaco. Una opción alternativa, pero igualmente frecuente en ciertos ámbitos, es la negación de la singularidad del sufrimiento y la llamada a la politización como respuesta única posible. En este libro tratamos de abordar los falsos dilemas ante los que nos enfrentamos al hablar de «lo que nos pasa», mirando a las raíces del sufrimiento psíquico y planteando soluciones que no eludan la complejidad del problema. La salida de esta situación generalizada de desesperanza no puede recaer sobre la atención individualizada, sino que alude de forma directa a intervenciones en el ámbito del trabajo, de los derechos de subsistencia y la ampliación a derechos vinculados a los valores posmateriales —autonomía, libertad de expresión, desarrollo de la democracia, etc.— y que son los que hacen que nos podamos permitir pensar en la conquista del futuro.
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MALICIA EN EL PAIS DE LA POLITICA

En tiempos de política virtual, ni los algoritmos más sofisticados pueden sustituir la vigencia de la política como arte, tragedia o fiasco. En la vida política hay intereses ―espurios o no―, pasión, cálculo, simulación. Así, puede tener la nobleza del ser humano aspirando al bien común o la condición rectilínea de poder por el poder, a costa de todo. Habitualmente, es ambas cosas a la vez y por eso es casi obligado practicarla u observarla con malicia. El escepticismo puede ser un antídoto contra la hipocresía política, como queda reflejado en las citas de Malicia en el país de la política, seleccionadas y presentadas por Valentí Puig. De Cicerón a Walter Lippmann, de Diego de Saavedra Fajardo a Manuel Azaña o de Benjamin Franklin a Charles de Gaulle, protagonistas y espectadores de la historia política han formulado los principios de la malicia política con una lucidez que sigue siendo tan actual como útil. Las breves lecciones compiladas en este libro también sirven de advertencia, aunque casi nunca se tengan en cuenta. Tal vez Alicia lo predijo ya en su país de las maravillas cuando dijo: «De nada sirve regresar al ayer, porque entonces era una persona diferente».
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