De la mano del celebre periodista y dibujante Joe Sacco nos llega un reportaje en profundidad sobre un crimen olvidado en uno de los lugares más controvertidos del planeta: la franja de Gaza.
Rafah, una ciudad en el extremo sur de la Franja de Gaza, es un lugar marginado, un paisaje lleno de edificios ruinosos y callejones sucios por los que deambulan niños hambrientos y hombres desempleados. Enterrado en los archivos de la historia del conflicto palestino se encuentra un episodio trágico: en 1956 más de cien palestinos fueron asesinados por soldados israelíes. Y parece que el suceso pasó desapercibido a nivel internacional, quedando relegado a una nota al pie en una guerra indefinible
En un intento por llegar a la raíz de lo sucedido, Joe Sacco se sumerge en la vida cotidiana de Rafah y su ciudad vecina, Khan Younis, destapando lo sucedido hace más de cincuenta años.
Acaso no vivamos, en sentido estricto, en la sociedad del espectáculo ni en la cultura del simulacro. Tampoco, sin más, en la era, descrita por Walter Benjamin, en que la obra de arte genera toda una masa de reproducciones. Lo propio de nuestra época no es la multiplicación de las copias de una imagen dada, sino del número de imágenes diversas que cualquiera es capaz de tomar y almacenar, sin necesidad de talento, de atención ni apenas de gasto.
James Lovelock, el creador de la teoría de Gaia, ofrece una perspectiva de futuro en la que, juntos, los humanos y la inteligencia artificial ayudarán a la Tierra a sobrevivir.
James Lovelock, creador de la hipótesis Gaia y el mayor pensador ambiental de nuestro tiempo, ha creado una asombrosa y novedosa teoría sobre el futuro de la vida en la Tierra. Sostiene que el Antropoceno–la era en la que los humanos adquirimos tecnologías a escala planetaria–, está llegando a su fin después de trescientos años. Una nueva era, el Novaceno, ha comenzado ya.
Surgirán nuevos seres a partir de los sistemas de inteligencia artificial existentes. Pensarán diez mil veces más deprisa que nosotros y nos verán como nosotros vemos hoy a las plantas: como criaturas que actúan y piensan con una lentitud desesperante. Pero no se tratará de la cruel y violenta toma del poder del planeta por parte de las máquinas imaginada por los escritores y cineastas de ciencia ficción. Estos seres hiperinteligentes serán tan dependientes de la salud del planeta como lo somos nosotros. Necesitarán tanto como nosotros que el sistema de refrigeración planetaria de Gaia los defienda del creciente calor del Sol. Y Gaia depende de la vida orgánica. Seremos aliados en este proyecto.
A juicio de Lovelock, resulta crucial que la inteligencia de la Tierra sobreviva y prospere. No cree que existan alienígenas inteligentes, por lo que seríamos los únicos seres capaces de comprender el cosmos. Quizás, especula, el Novaceno podría ser incluso el comienzo de un proceso que conduzca finalmente a que la inteligencia impregne el cosmos en su totalidad. A sus cien años, James Lovelock ha creado la obra más importante y convincente de su vida.