Lo más normal del mundo es que tomar decisiones te traiga de cabeza. Pero seamos sinceros, pocas veces (o esperamos que ninguna) tendrás que decidir entre renegar de tus ideas o ser condenado al suicidio. Sócrates no solo lo hizo con una integridad inquebrantable, sino que también nos legó el método socrático, un modelo basado en la reflexión y el diálogo con los demás y con nosotros mismos, que sigue siendo crucial para enfrentar las crisis de la vida moderna.
Con un relato y una destreza fascinantes, Donald Robertson retoma las principales enseñanzas del filósofo ateniense y las entrelaza con las técnicas psicológicas más avanzadas para mostrar cómo sus ideas filosóficas pueden guiarnos y beneficiarnos hasta el día de hoy.
Pildoritas para el alma es una vida narrada en forma de testimonio y en ese
sentido es una invitación a experimentar la gracia y el poder de Dios en cada
instante de nuestra vida. Es una degustación de lo que podemos llegar a
saborear cuando somos capaces de poner nuestra confianza en el Creador y
decidirnos por una vida pegada a Cristo, en donde estemos conectados
minuto a minuto, segundo a segundo, dependiendo en cada paso del poder
de su gracia y su cuidado.
Pildoritas para el alma, es un conjunto de reflexiones que nos hablan de
momentos de sublime experiencia con el Padre Celestial y está dirigido al
alma angustiada, como también para los corazones desvalidos y para aquellos
que atraviesan por etapas de falta de fe. Es un bálsamo que trae aliento al
alma, es una voz que nos dice: sí, Dios todavía hace milagros, aún en medio
del desierto y la aridez espiritual de estos tiempos.
Es una catarsis fruto de pasar tiempo en Su presencia. Es el testimonio
oportuno para una generación en crisis, que a su vez lleva un curso en el que
la prisa, lo banal y mediático se encargan de generar confusión y destruir, lo
cual se convierte en evidencia de que dicha generación necesita con suma
urgencia volver sus ojos a Dios, el dador de la vida, nuestra única esperanza,
y en tal sentido reconocer que Él es el único que puede calmar nuestros miedos
y ansiedades y darnos paz, no como el mundo la da, sino la paz verdadera
que es la que realmente nos traerá seguridad y pleno sosiego frente al caos y
la desesperanza.
Giorgio Agamben lee la famosa novela de Collodi, evitando las habituales interpretaciones esotéricas en favor de una «iluminación profana» donde el cuerpo y la imaginación se compenetran. Después de «La locura de Hölderlin», Agamben realiza una lectura del libro más leído y traducido de la literatura italiana «Pinocho». Y lo hace reformulando radicalmente las interpretaciones esotéricas de las aventuras del títere, de la muerte al renacimiento, de la metamorfosis del burro a ser tragado por el vientre de la ballena. El libro resultante no es un cuento de hadas, no es una novela, no es atribuible a ningún género literario, al igual que su protagonista, que no es ni un animal ni un niño, ni siquiera es un «quién», sino solo un «cómo»:es, en el sentido más estricto de la palabra, una salida o un escape, tanto de lo humano como de lo inane -por eso no hace más que correr-, y cuando al final se detiene está perdido.