En los últimos años la extrema derecha ha hecho todo lo posible por acelerar el calentamiento global, incluso un presidente estadounidense que lo considera un engaño ha eliminado los límites a la producción de combustibles fósiles. El presidente brasileño ha abierto el Amazonas y lo ha visto arder. En Europa, los partidos que niegan la crisis medioambiental e insisten en la máxima combustión han irrumpido en varios Gobiernos, de Suecia a España. Al borde del colapso, han surgido las fuerzas que más agresivamente promueven el business as usual, siempre en defensa del privilegio blanco, contra supuestas amenazas de otros no blancos. Pero ¿de dónde vienen estas fuerzas? El primer estudio sobre la extrema derecha ante la crisis climática, Piel blanca, combustible negro, presenta un elocuente rastreo de una nueva constelación política, y revela sus profundas raíces históricas. Las tecnologías que utilizan combustibles fósiles nacieron impregnadas de racismo. Nadie las amó con más pasión que los fascistas clásicos. Ahora han surgido fuerzas de derechas, algunas de las cuales afirman tener la solución: cerrar las fronteras para salvar a la nación mientras el clima se desmorona. Épico y fascinante, Piel blanca, combustible negro traza un futuro de frentes políticos que no podrá dejar de caldearse.
Pildoritas para el alma es una vida narrada en forma de testimonio y en ese
sentido es una invitación a experimentar la gracia y el poder de Dios en cada
instante de nuestra vida. Es una degustación de lo que podemos llegar a
saborear cuando somos capaces de poner nuestra confianza en el Creador y
decidirnos por una vida pegada a Cristo, en donde estemos conectados
minuto a minuto, segundo a segundo, dependiendo en cada paso del poder
de su gracia y su cuidado.
Pildoritas para el alma, es un conjunto de reflexiones que nos hablan de
momentos de sublime experiencia con el Padre Celestial y está dirigido al
alma angustiada, como también para los corazones desvalidos y para aquellos
que atraviesan por etapas de falta de fe. Es un bálsamo que trae aliento al
alma, es una voz que nos dice: sí, Dios todavía hace milagros, aún en medio
del desierto y la aridez espiritual de estos tiempos.
Es una catarsis fruto de pasar tiempo en Su presencia. Es el testimonio
oportuno para una generación en crisis, que a su vez lleva un curso en el que
la prisa, lo banal y mediático se encargan de generar confusión y destruir, lo
cual se convierte en evidencia de que dicha generación necesita con suma
urgencia volver sus ojos a Dios, el dador de la vida, nuestra única esperanza,
y en tal sentido reconocer que Él es el único que puede calmar nuestros miedos
y ansiedades y darnos paz, no como el mundo la da, sino la paz verdadera
que es la que realmente nos traerá seguridad y pleno sosiego frente al caos y
la desesperanza.
La estrategia de la discrección y la obra diplomática de la Iglesia que salvó miles de judíos en la Segunda Guerra Mundial.
Pío XII (Eugenio Pacelli) atravesó los años más difíciles de la historia europea y mundial del siglo xx. Llegó a la suprema responsabilidad en la Iglesia con una larga experiencia diplomática. Su figura, en un período crucial para la historia del mundo, permaneció erguida al frente de la gran fuerza del catolicismo mundial, llamando la atención por la austeridad de su vida, por los aciertos en el gobierno de la Iglesia, por su actuación y sobre los problemas políticos del mundo. Todos tuvieron que reconocerlo y hasta las mismas diatribas de los adversarios del Vaticano —como los ataques de la prensa comunista y anticlerical— fueron argumentos potentísimos que agrandaron el papel desarrollado por Pío XII.
Su voz, solitaria en el silencio y en la oscuridad en la que cayó Europa, fue la del único soberano del continente que tuvo la valentía de pedir el respeto a los tratados, el fin de las agresiones, un trato igual para las minorías y el cese de la persecución religiosa. Nadie más que Pío XII fue capaz de hablar en favor de la paz.