La creciente desigualdad en el siglo XXI es un grave problema social y sus causas y consecuencias provocan debates y controversias que implican desde agentes sociales y políticos hasta economistas. En Desigualdad, Carles Lalueza-Fox ofrece una visión totalmente nueva de este tema al examinar las huellas genéticas dejadas por la desigualdad en los humanos a lo largo de su historia.
Lalueza-Fox describe una serie de estudios genéticos, que son ahora posibles gracias a nuevas tecnologías de secuenciación del ADN, que revelan repetidos episodios de desigualdad en las sociedades antiguas: poderosos sobre pobres, hombres sobre mujeres y poblaciones tecnológicamente avanzadas sobre sociedades tradicionales.
A través de su ADN, los esqueletos anónimos del pasado pueden hablarnos por primera vez y nos cuentan sus historias de sufrimiento y desigualdad. Y nosotros, que somos en buena medida los descendientes de los que practicaron la desigualdad en el pasado, estamos en situación de preguntarnos cómo pensamos afrontarla en el futuro.
Si la filosofía de Kant constituye el punto de partida del pensamiento contemporáneo, la filosofía de Schelling representa uno de los caminos posibles y, sin duda, más originales.
Tras la muerte de su mujer en 1809, aquel que había sido discípulo de Fichte y seguidor de Hegel comienza a elaborar una filosofía crítica de la existencia, anteponiendo el ser a la esencia, aunque también a la conciencia. Schelling clausura así el Idealismo y avanza más allá, sentando las bases de algunos de los debates de mayor calado de la filosofía contemporánea.
Si la filosofía pura racional, meramente teorética, termina pensando el concepto de Dios, la filosofía positiva de Schelling invierte el modelo al considerar la existencia de Dios como raíz de la metafísica empírica que se desenvuelve en la historia. La conciencia humana aparece entonces como «éxtasis de Dios», elemento crucial en el drama divino, donde la divinidad pugna por superarse a sí misma, alcanzando el Bien y sometiendo al mal.
Al abordar de un modo que apunta al método fenomenológico la filosofía de la mitología, Schelling describe los fundamentos de esta peculiar historia sagrada a partir del hecho religioso, categoría que anticipa la filosofía de la revelación.
El presente volumen pretende hacer accesible al lector contemporáneo las propuestas éticas de los estoicos antiguos, siguiendo la reconstrucción de los fundadores de la escuela del Pórtico que elaboran Ario Dídimo, Diógenes Laercio y Hierocles. Esta recopilación contiene la traducción castellana, a partir de una revisión crítica del texto griego, de las tres exposiciones tradicionales de las éticas estoicas, compuestas por Ario Dídimo, filósofo de la corte del emperador Augusto, en su Epítome de ética estoica, probablemente la descripción más precisa sobre la figura del sabio y sus virtudes, junto al «doxógrafo» Diógenes Laercio, en el libro VII de sus Vidas de los filósofos ilustres, y Hierocles, autor de un tratado intitulado Elementos de ética, donde ofrece una presentación de la doctrina clásica de la familiaridad, acompañada de varios ejemplos extraídos del comportamiento animal. Los estoicos se interesan no solo por la teoría moral, sino también fundamentalmente por la práctica moral.