En esta segunda entrega de su obra Pensamiento posmetafísico, Jürgen Habermas intenta determinar el sentido de la filosofía después de la crisis de su privilegio epistemológico frente a otras disciplinas y tras el cuestionamiento del predominio de la teoría sobre la praxis. Tres grandes temas son abordados en este contexto: el cambio de perspectiva desde las imágenes del mundo metafísicas al mundo de la vida; la relación entre religión y pensamiento posmetafísico, y el papel de la religión en el contexto político de una sociedad postsecular y liberal. En la tendencia hacia la globalización de la economía y de la comunicación digital, las sociedades de Europa, secularizadas en su mayor parte, se topan con movimientos religiosos y fundamentalismos de una vitalidad creciente. Esta circunstancia no solo ha dado otra dirección al debate científico-social sobre la relación de la secularización con la modernización de la sociedad, sino que también plantea nuevos retos a la filosofía. ¿Cómo tendría que entenderse una filosofía que trate la religión no como una figura del pasado, sino como una figura en el presente? En palabras de Habermas, «la filosofía no puede, tampoco en su configuración posmetafísica, ni sustituir ni desplazar a la religión».
Los conocidos como Cuadernos negros son una especie de diario filosófico que contiene las anotaciones que Martin Heidegger fue haciendo en paralelo a su magisterio académico y a sus obras publicadas. En estas notas se enlazan las reflexiones más estrictamente teóricas con referencias a la situación personal y profesional del filósofo y a acontecimientos tanto históricos como del día a día. Pocas publicaciones filosóficas han suscitado en los últimos tiempos tanta expectación, interés y controversia como estos textos privados de Martin Heidegger. Él mismo había contribuido anticipadamente a su notoriedad al designarlos como la «coronación» de sus obras completas e indicar que debían ser los últimos en ver la luz. Pero, sobre todo, se esperaba que la edición de estos Cuadernos negros aportara las pruebas irrefutables del antisemitismo de Heidegger y de sus simpatías por el régimen nacionalsocialista. ¿Cómo es posible que quien probablemente fuera el pensador más importante del siglo XX empleara su genio especulativo en hacer una fundamentación ontológica del holocausto? Esta primera entrega, que recoge los cuadernos de los años 1931 a 1938, constituye una fuente imprescindible para contextualizar y valorar la implicación de Heidegger en el nacionalsocialismo, que él concibe desde una metapolítica encuadrada en la historia del ser. Pero, además, ayuda a plantear la cuestión general de la relación entre las fuerzas históricas, la condición existencial del hombre como individuo y como comunidad, la filosofía y la política.
En el mundo globalizado de hoy la histórica apelación a la «lucha por el derecho» se conjuga como lucha por los derechos. Una innegable necesidad de derechos se manifiesta por doquier, desafiando cualquier forma de represión. Ya no son solo derechos que extraen su fuerza de una formalización o de un reconocimiento desde lo alto, sino derechos que germinan en la materialidad de las situaciones fuera de los ámbitos institucionales acostumbrados, en lugares de todo el mundo que son «ocupados» por hombres y mujeres que reclaman el respeto por su dignidad y por su misma humanidad.
Esta nueva llamada a los derechos fundamentales supone una mutación en la naturaleza de la ciudadanía. Nuevas modalidades de acción y nuevos actores se contraponen a la supuesta ley natural del mercado y a su pretensión de incorporar y definir las condiciones para el reconocimiento de los derechos. El «derecho a tener derechos» construye así un modo distinto de entender el universalismo, haciendo hablar el mismo lenguaje a personas alejadas entre sí y poniendo en marcha una revolución de los bienes comunes.