No tengas duda: cualquier tiempo pasado fue anterior. Y Nieves Concostrina vuelve para contárnoslo, siempre desde una perspectiva irónica, muy personal y muy única.
Tras el impresionante éxito de Pretérito imperfecto ─50.000 ejemplares vendidos─, nos regala ahora una aguda narración que da otra vuelta de tuerca a la Historia, mostrándonos la cara y cruz de los acontecimientos por los que han transitado emperatrices, generales, políticos, estrategas, papas, mujeres y hombres de toda condición.
Un libro para conocer desde por qué los campechanos salen rana hasta qué pinta dios en un BOE del siglo XXI.
Borbones en el exilio: juego de trileros
El león del Congreso no tiene huevos
El lumpemproletariado contra Sissi emperatriz
La agitada muerte del presidente Azaña
Hitler, Franco y Pétain, un trío amoroso
En cualquier campaña electoral, solo uno triunfa. El resto no llega a la meta. Y seguramente todos han puesto lo mejor de sí; se han esforzado, han invertido, han soñado, han trabajado. Pero es inevitable: todos pierden menos uno. Y perder duele. Duele mucho. La derrota es la escena más temida por los candidatos y sus equipos de campaña. ¿Dónde perdimos? La pregunta salta de inmediato. ¿En los medios de comunicación? ¿En alguna ciudad o distrito importante? ¿En algún segmento clave de la población? ¿En el contacto persona a persona? ¿En las redes sociales? ¿En la calle? No. Perdimos en el cerebro del votante.
Como en el mito del Minotauro, la mente del votante es un oscuro laberinto. Los mensajes políticos se extravían dentro de ese laberinto. Las campañas más efectivas serán aquellas que logren que su mensaje perviva y encuentre la salida hacia la urna electoral. El camino va del cerebro que siente, analiza y decide a la mano que deposita la hoja de votación. ¿Qué debe hacer una campaña electoral para lograrlo? Debe darle señales al cerebro del votante. Señales que lo guíen hacia el voto. Son básicamente siete los carteles luminosos que la campaña debe encender dentro del cerebro del elector. Este libro analiza cada uno de ellos. Colocar y prender en la mente del votante estos carteles no es una mera suma de acciones sino una estructura, un sistema de trabajo, un modo preciso de ordenar una campaña electoral. En este esquema, la psicología política es el hilo de Ariadna.
09.07 a.m. 12 de abril de 1961. En un cohete de alto secreto, un joven ruso se sienta en una minúscula cápsula encima del misil balístico intercontinental más potente de la Unión Soviética, diseñado originalmente para transportar una cabeza nuclear, y despega hacia el cielo. Se llama Yuri Gagarin y está a punto de hacer historia. Viajando a casi 18.000 millas por hora, Gagarin da la vuelta al mundo en solo 106 minutos. Desde sus ventanillas ve la Tierra como nadie lo había hecho antes, cruzando un atardecer y un amanecer, atravesando océanos y continentes, siendo testigo de su belleza y su fragilidad. Aunque el lanzamiento se inicia en total secreto, a las pocas horas de su aterrizaje se ha convertido en una celebridad mundial: el primer ser humano que abandona el planeta. Más allá cuenta la emocionante historia de aquel vuelo épico, en plena Guerra Fría, cuando Estados Unidos y la URSS se enfrentaban al otro lado del telón de acero y asumieron enormes riesgos para ser los primeros en llevar a un hombre al espacio: los estadounidenses a la luz de los medios de comunicación y los soviéticos en la clandestinidad.