Aunque no figura en una clasificación de los denonninados delitos de prensa, el delito de opinión pública es una realidad del mundo jurídico, así como de la vida política y social.
Surgió por primera vez en la República Dominicana durante la ocupación militar de los Estados Unidos de 1916-1924, cuando mediante orden ejecutiva se estableció la prohibición de publicar informaciones que hicieran alguna referencia a la Revolución bolchevique. Con esa decisión se dio origen a un tipo de delito de prensa fundamentado en el factor ideológico, hecho sin precedentes hasta entonces en el mundo moderno, pero que se vería repetido en la legislación de diversos países de Europa y América Latina durante el siglo xx. En los Estados Unidos, la ley de Registro de Extranjeros o ley Smith, de 1940, brindó el fundamento legal para llevar a cabo -durante la Guerra Fría y, más específicamente, durante el macarthismo- persecuciones políticas e ideológicas contra personas consideradas como peligrosas para el orden establecido.
Además de realizar una interpretación jurídica del delito de opinión pública como delito de naturaleza ideológica, en este texto se lleva a cabo un análisis sociológico e histórico del papel de los medios de comunicación en las sociedades modernas.
Lo que resulta de la exposición es la relación que siempre ha existido entre la libertad de expresión y la difusión de las ideas y la necesidad de garantizar el mantenimiento del orden público y la cohesión del orden social.
La victoria de Sharon en las elecciones israelíes de febrero de 2001 y los atentados del 11 de septiembre del mismo año han supuesto el fin del proceso de paz que se había iniciado en Oslo. Se cierra una etapa en el conflicto de Oriente Próximo y se abre una nueva, caracterizada por la incertidumbre, la dificultad de encontrar bases mínimas de acuerdo y la agudización de los antagonismos. Desde el corazón de las tinieblas del conflicto palestino se alza de nuevo la voz de Edward Said, tan lúcida en la denuncia -de la inconsecuencia, de la injusticia, de la brutalidad- como en la reclamación de una paz que no puede ser duradera si se sigue abordando desde la desigualdad y la imposición.
En estas Nuevas crónicas palestinas se ha conservado una tercera parte de los artículos del primer libro para ayudar al lector a entender la evolución posterior de los acontecimientos, y se presentan veintitrés nuevos artículos de Edward Said escritos desde marzo de 2001 hasta la actualidad. El resultado es una edición nueva con voluntad de continuidad de una de las mayores tragedias de nuestro tiempo.