En este breve ensayo, Massimo Recalcati examina el acto que da origen a la historia del hombre bajo la luz del psicoanálisis. No por casualidad el relato de la humanidad se inicia con sangre derramada: el gesto fratricida de Caín anticipa la pulsión agresiva originaria del hombre; y la naturaleza de su crimen, a la vez, da forma a la propia Ley que lo castiga. Si el amor al prójimo es la palabra fundamental que alcanza el logos bíblico, sin embargo, no es la primera: viene después del gesto de Caín. En este breve ensayo, Massimo Recalcati examina el acto que da origen a la historia del hombre bajo la luz del psicoanálisis. Caín comete su crimen motivado por el deseo narcisista, un goce que no provoca sino la muerte, pero termina admitiendo su culpa. Al asumir su responsabilidad se revela como un sujeto ético, que puede reconocer el carácter vinculante de la relación con el Otro.
Un texto que reflexiona sobre la realidad contemporánea, la dificultad de lidiar con la contingencia y complejidad del mundo actual debido a sus continuos e inesperados cambios. Este ensayo, dice Alain Badiou, se dirige principalmente a todos aquellos que están perplejos ?al menos desde el estallido de la pandemia? por el evidente desorden del mundo contemporáneo, su complejidad y sus múltiples dificultades, sus vanas pretensiones, sus anuncios sin consecuencias, sus graves problemas no reconocidos y muchos otros detalles oscuros.
«La televisión, desde la superficie hacia sus profundidades, trata del deseo. Y el deseo es a la narrativa lo que el azúcar es a la comida humana».
En un momento en que la cultura audiovisual está más presente que nunca gracias a las plataformas de streaming y el consumo (masivo y doméstico) de series y películas, este ensayo de David Foster Wallace, uno de los más influyentes del autor, se vuelve una lectura imprescindible y atemporal.
Este libro pone el foco en el impacto que el imaginario de las series de televisión norteamericanas tiene en la literatura. Frente a la incapacidad de escapar de su influencia, el uso de la ironía se ha convertido en la única defensa posible. Gracias a este análisis, Foster Wallace perfila al individuo del siglo XXI: un ser anclado a una pantalla y atravesado por la cultura popular.