Un manifiesto contra las narcotizantes rutinas que llevamos a cabo en la red como sinónimos de vida.
En las próximas décadas nos enfrentaremos a un mundo poscapitalista: una sociedad inmersa en el ininterrumpido consumo tecnológico; una tierra chamuscada, llena de plástico y pesticidas; una naturaleza devastada por el expolio de los recursos naturales.
En este ensayo tan pertinaz como demoledor, Jonathan Crary denuncia la manipulación a la que nos somete lo que él denomina el «complejo de internet», cuya presencia en todas las esferas de la vida hace que cualquier idea que contemple su marginación o ausencia resulte impensable. Pero, tal como argumenta Crary, la cultura y la economía tecnoconsumistas son intrínsecamente incompatibles con una tierra habitable y con la interdependencia necesaria para vivir de un modo más humano y menos alienante. Se trata de una obra que se alza en contra de la atomización social, característica de las redes y plataformas digitales, y reivindica la importancia de organizarnos colectivamente.
Nueva presentación del súperventas sobre economía del arte contemporáneo. Un clásico moderno.
Un banquero multimillonario invierte 12 millones de dólares por el cadáver de un tiburón descomponiéndose dentro de una tinaja.
Un lienzo lleno de gotas de colores se vende por 140 millones de dólares.
Una chaqueta de cuero abandonada en una esquina se subasta por la suma de 690.000 dólares.
Si el negocio del arte moderno es serio, ¿por qué parece una broma?
En este recorrido ameno y fascinante por las casas de subastas, las galerías y el mundo de los coleccionistas, Don Thompson desvela los secretos económicos y las estrategias de marketing que impulsan al mercado a producir los precios astronómicos a los que se cotizan las obras de artistas como Basquiat, Koons, Tàpies o Jasper Johns.
Thompson nos acerca a la psicología y los intereses que mueven el mercado artístico para recordarnos que en el arte contemporáneo, como en tantos otros campos, la línea que separa la cultura y el negocio es difusa pero clara.
«¿Qué clase de madre abandona a su hijo?» La frase tiene algo de bíblico y podría haberla pronunciado casi cualquiera en cualquier momento de la historia. También ahora, cuando nos replanteamos todos los matices políticos de la maternidad. Estamos programados para entender y perdonar que una mujer se separe de sus hijos por pura supervivencia material, pero una vez subimos un par de peldaños en la escala de necesidades la cosa se vuelve moralmente más brumosa.
A raíz de una inquietud personal, casi una obsesión, por las madres abandonadoras, Begoña Gómez Urzaiz se acerca a este fenómeno con una mezcla bien trabada de reflexiones propias en torno a la culpa, la crianza competitiva y la madre como sujeto creativo. Ahí aparecen los relatos biográficos de mujeres reales y de ficción que vivieron maternidades turbulentas y maternidades límite. Muriel Spark, Doris Lessing, Ingrid Bergman, Mercè Rodoreda, Maria Montessori, Gala Dalí, Joni Mitchell y también Anna Karenina, Nora Helmer y la Carol de Patricia Highsmith tienen en común haberse separado de sus hijos. De todas ellas, seguro, alguien dijo: «¡Qué clase de madre...!».