«¿Qué clase de madre abandona a su hijo?» La frase tiene algo de bíblico y podría haberla pronunciado casi cualquiera en cualquier momento de la historia. También ahora, cuando nos replanteamos todos los matices políticos de la maternidad. Estamos programados para entender y perdonar que una mujer se separe de sus hijos por pura supervivencia material, pero una vez subimos un par de peldaños en la escala de necesidades la cosa se vuelve moralmente más brumosa.
A raíz de una inquietud personal, casi una obsesión, por las madres abandonadoras, Begoña Gómez Urzaiz se acerca a este fenómeno con una mezcla bien trabada de reflexiones propias en torno a la culpa, la crianza competitiva y la madre como sujeto creativo. Ahí aparecen los relatos biográficos de mujeres reales y de ficción que vivieron maternidades turbulentas y maternidades límite. Muriel Spark, Doris Lessing, Ingrid Bergman, Mercè Rodoreda, Maria Montessori, Gala Dalí, Joni Mitchell y también Anna Karenina, Nora Helmer y la Carol de Patricia Highsmith tienen en común haberse separado de sus hijos. De todas ellas, seguro, alguien dijo: «¡Qué clase de madre...!».
A la caza de Moby Dick es una mirada sobre los apuros de la naturaleza humana para seguir el ritmo cada vez más exigente de una civilización muy alejada ya de nuestros orígenes. La humanidad se enfrenta a cambios radicales en su devenir. Por una parte, el modelo vigente de civilización presenta desequilibrios estructurales que conducen a un colapso general, a una crisis maltusiana que tendría graves consecuencias en la vida de la gente. Por otra, la Inteligencia Artificial y la biotecnología están desarrollando herramientas que tienen el potencial de transformar la naturaleza humana, produciendo una nueva especie de poshumanos. José David Sacristán afronta abiertamente estos problemas del presente y aplica la mirada del arqueólogo para situarlos en el amplio marco del devenir histórico.
Nueva presentación del súperventas sobre economía del arte contemporáneo. Un clásico moderno.
Un banquero multimillonario invierte 12 millones de dólares por el cadáver de un tiburón descomponiéndose dentro de una tinaja.
Un lienzo lleno de gotas de colores se vende por 140 millones de dólares.
Una chaqueta de cuero abandonada en una esquina se subasta por la suma de 690.000 dólares.
Si el negocio del arte moderno es serio, ¿por qué parece una broma?
En este recorrido ameno y fascinante por las casas de subastas, las galerías y el mundo de los coleccionistas, Don Thompson desvela los secretos económicos y las estrategias de marketing que impulsan al mercado a producir los precios astronómicos a los que se cotizan las obras de artistas como Basquiat, Koons, Tàpies o Jasper Johns.
Thompson nos acerca a la psicología y los intereses que mueven el mercado artístico para recordarnos que en el arte contemporáneo, como en tantos otros campos, la línea que separa la cultura y el negocio es difusa pero clara.