Arthur Schopenhauer fue un espíritu libre, famoso por su talante polemista y su perspicacia discursiva para discernir en el terreno de la discusión no solo artimañas y argucias sino adversarios incompetentes. Buena prueba de ello es este escrito, inédito en vida del autor y perteneciente probablemente a los últimos años de su estancia en Berlín, hacia 1830-1831: Dialéctica erística o Arte de tener razón.
Además de sus implicaciones estrictamente filosóficas, este clásico, menor pero enormemente popular, puede ser leído como un divertimento, una guía de autoayuda para los dados a discutir que quieren salir a toda costa victoriosos o al menos indemnes de las disputas.
El opúsculo se entiende, así, como un ensayo didáctico, irónico y realista sobre el ejercicio de la dialéctica en el discurso común e incluso en filosofía. Esta nueva traducción va precedida de un estudio introductorio de Luis Vega Reñón que, además de situar el tratado en el contexto tanto de la vida y la obra de Schopenhauer como de la historia sistemática de las dialécticas y la erística, lo pone a la luz de la teoría contemporánea de la argumentación.
Por lo general, la naturaleza suele revelarse como algo fascinante a pesar del cambio climático, pero a veces lo hace, asombrosamente, a causa de él. Algunos lagartos abaniquillos (del género "Anolis"), por ejemplo, han ampliado las almohadillas de los dedos para agarrarse mejor a los árboles debido a la creciente frecuencia de los huracanes. Las poblaciones del calamar de Humboldt van en aumento porque la temperatura elevada del agua altera de tal modo su desarrollo que los pescadores los confunden con otra especie y los devuelven al mar. Las flores silvestres que Thoreau conoció en Walden Pond florecen ahora varias semanas antes en primavera, y hay aves que él jamás contempló por allí y hoy se han convertido en residentes permanentes porque migran desde el sur a medida que aumenta la temperatura. En "Lagartos huracanados y calamares plásticos" Thor Hanson explora los extraordinarios medios a través de los cuales las plantas y animales están respondiendo a la crisis climática: moviéndose, adaptándose e incluso evolucionando. Este libro es un relato de esperanza, resiliencia y riesgo; un retrato inolvidable del cambio climático y del enmarañado tejido que conforma la vida: la historia natural fundacional de un tiempo antinatural.
Fotografías fijas comienza con la imagen de una niña taciturna que en 1939, a los cinco años, deja atrás Praga en tren, con los rascacielos de Nueva York en el horizonte. A pesar de su escepticismo hacia las autobiografías al uso, en este libro Janet Malcolm dirigió su atenta mirada hacia su propia vida a traves de las fotografías y de las memorias que estas le evocaban. Sus primeros amores caprichosos, su fascinación por lo que podía significar ser una "chica mala" y las veladas en la vieja MetropolitanOpera House son algunas de las piezas que componen este retrato íntimo de una infancia neoyorquina que nunca perdió de vista el influjo de Europa. El libro profundiza tambien en su matrimonio con Gardner Botsford, en el círculo de TheNew Yorker y en el juicio por difamación que la llevó al banquillo y a convertirse en personaje de su propio drama.