Maggie Nelson nos propone un replanteamiento de la libertad basado más en el respeto a los demás que en una idea maximalista o abstracta.
En esta época en que los sectores más reaccionarios de la sociedad hacen bandera de un concepto sesgado de la libertad, distorsionando, manipulando y apropiándose de su significado, parece indicado aplicar una estricta crítica del lenguaje y descubrir que, en el fondo, sean cuales sean las confusiones que provoca hablar de la libertad, esencialmente no difieren de los malentendidos a los que nos arriesgamos al hablar de cualquier otra cosa. Este es el tema básico de este libro, que se aleja de cualquier elucubración metafísica para proponer una filosofía «práctica», en la que el peso de la actualidad no impide la reflexión ni la lucidez, sino que aporta una luz que arranca esa palabra de cualquier supuesto o idea recibida.
La polifacética Maggie Nelson nos propone un replanteamiento del concepto de libertad desde la óptica de las cuestiones más acuciantes del momento, como la pandemia, el debate en torno al consentimiento sexual o el cambio climático, la discriminación racial, la droga como elemento que puede liberarnos o esclavizarnos (a veces al mismo tiempo) o el papel del artista a la hora de crear de manera «responsable». Centrándose en la dialéctica entre libertad y restricción, en este volumen de género fluido confluyen la filosofía, la sociología, la crítica de arte y la reivindicación de una libertad sexual no agresiva y carente de género y etiquetas.
Sagaz, provocador y ambicioso como acostumbra, Žižek explora en este libro los intersticios entre campos del saber, el vacío entre la filosofía, el psicoanálisis y la crítica de la política económica. El título está tomado de una de las obras tardías de Samuel Beckett, y le sirve al autor para indagar en las conexiones entre la sexualidad y la economía con los instrumentos del marxismo y el psicoanálisis lacaniano.
La sexualización y la abolición de la sexualidad; el progreso tecnocientífico y el capitalismo globalizado; el falo y lo prohibido; lo poshumano y lo transgénero; el fetichismo y la perversión capitalista; el sujeto y el objeto; el sadismo, el masoquismo y la dominación económica… son algunos de los temas que asoman en estas páginas. En ellas, el filósofo maneja, como suele hacer, un amplio repertorio de referentes variopintos, que van desde Kant, Kierkegaard, Deleuze y Sade hasta Lenin, Stalin y Mao, pasando por Wagner, Tarkovski u Orson Welles.
Este libro está en el inicio del diálogo contemporáneo entre el budismo y el cristianismo, cuestión que sigue teniendo la misma relevancia que cuando fue publicado por primera vez, hace cinco décadas, tal como afirma Javier Melloni en su introdución.
El jesuita Hugo Lassalle vivió en Japón más de sesenta años. Durante ese tiempo descubrió que la meditación zen podía enriquecer enormemente no solo la fe y oración cristianas, sino que también podía renovar la vida de cualquier persona, fuese o no creyente.
Aunque desde que se escribió este libro han cambiado muchas cosas en el mundo, las claves que nos proporcionan estas páginas siguen siendo de gran actualidad, tanto para profundizar en la propia fe cristiana como para abrirse al modo oriental de adentrarse en el corazón de la realidad, a través de la meditación silenciosa.
Es el despertar de una nueva conciencia de la especie humana lo que el autor ya entrevió entonces.