Espacios mágicos y rituales, laboratorios de la cultura y de la tecnica, los pasajes permiten pensar el gran texto urbano desde sus notas a pie de página. En Barcelona hay cerca de cuatrocientos. Algunos son caminos que conducen a un pasado rural; otros, pasadizos proletarios o callejones de chabolas que hablan de la metrópolis fabril y del franquismo; los más famosos tienen forma de intersecciones ajardinadas y de galerías burguesas del siglo XIX; los más recientes están en polígonos industriales o acogen casas con piscina y restaurantes para turistas.
Imaginemos una tarde en el desierto de California, un cielo salpicado de estrellas, la mejor música clásica, la cantidad justa de LSD y uno de los más grandes filósofos del siglo XX. Este libro es la historia de la "experiencia más importante" de la vida de Michel Foucault, narrada por quienes lo guiaron a través de una noche que muchos consideraron legendaria y que supuso a Foucault una revolución personal. Un viaje que cambió para siempre al pensador francés, tanto que lo empujó a reescribir su obra maestra, Historia de la sexualidad. Después de treinta años dentro de una caja, el testimonio de esa experiencia mística ha tomado forma, convirtiéndose en un libro. Entre sesiones de yoga, reflexiones sobre la naturaleza humana, confesiones y visiones, Foucault en California es una crónica de caminos, diálogo filosófico y relato de mayoría de edad queer. Un viaje vertiginoso y extravagante, que demuestra cómo se pueden tomar los más variados caminos para llegar a la Verdad. Un viaje alucinante.
Esta joya inedita en español, con todos los ingredientes de una buena novela, sigue la vida de grupo de artistas en el Londres victoriano.
"Brillante. Muy original en su forma y en su montaje narrativo de escenas cruzadas".
Julian Barnes
"Un experimento jamás superado en el arte de la biografía".
The Guardian
Junio de 1846. Mientras Londres languidece bajo una ola de calor (la insolación ataca, la carne se pudre y el hielo es un bien muy codiciado), un glamuroso círculo de escritores y artistas pasan el verano bebiendo, cenando y opinando.