Cuando Javier Milei irrumpió en la escena televisiva, embrujó a la audiencia con su intensidad y osadía. Pronto su discurso comenzaría el tránsito que lo llevó a convertirse en un actor político. Durante ese proceso fue tildado por muchos de «fenómeno barrial», denostándolo porque su influencia no tendría la estatura para salir al mundo, pero al poco tiempo creció, el mundo puso sus ojos sobre él y se convirtió en el primer presidente anarcocapitalista de la historia. Luego vino Davos, la visita a Israel, su acercamiento a Trump y a otros líderes de la extrema derecha europea y americana... Ahora Milei es una referencia mundial, un líder contra los impuestos, que desea extinguir las sospechas contra los billonarios, convirtiéndolos en héroes. Y su popularidad crece a pesar de las dificultades sociales que ha supuesto su terapia de shock.
Todo en Milei es inusual y conflictivo, tanto es así que a su alrededor flotan numerosas preguntas: ¿qué significa y qué consecuencias acarrea su crecimiento? ¿Cómo entender su «motosierra» contra el Estado en un país tan dependiente de él? ¿Cuál es su destino más probable? ¿Cuál es la relación de Milei con otros liberalismos y anarquismos de corte ultraconservador? ¿Cómo comprender un liberalismo que cree en el cambio radical? En esta obra, el experto en procesos de transformación política Alberto Mayol despeja las incógnitas que hay en torno a la figura del líder argentino y detalla las razones que lo han convertido en el representante de un problemático espíritu de nuestro tiempo.
En los últimos años la extrema derecha ha hecho todo lo posible por acelerar el calentamiento global, incluso un presidente estadounidense que lo considera un engaño ha eliminado los límites a la producción de combustibles fósiles. El presidente brasileño ha abierto el Amazonas y lo ha visto arder. En Europa, los partidos que niegan la crisis medioambiental e insisten en la máxima combustión han irrumpido en varios Gobiernos, de Suecia a España. Al borde del colapso, han surgido las fuerzas que más agresivamente promueven el business as usual, siempre en defensa del privilegio blanco, contra supuestas amenazas de otros no blancos. Pero ¿de dónde vienen estas fuerzas? El primer estudio sobre la extrema derecha ante la crisis climática, Piel blanca, combustible negro, presenta un elocuente rastreo de una nueva constelación política, y revela sus profundas raíces históricas. Las tecnologías que utilizan combustibles fósiles nacieron impregnadas de racismo. Nadie las amó con más pasión que los fascistas clásicos. Ahora han surgido fuerzas de derechas, algunas de las cuales afirman tener la solución: cerrar las fronteras para salvar a la nación mientras el clima se desmorona. Épico y fascinante, Piel blanca, combustible negro traza un futuro de frentes políticos que no podrá dejar de caldearse.
Desde hace más de un siglo, los efectos de una urbanización que está convirtiendo el mundo en una inmensa metrópolis son de una evidencia cada vez más palpable. Entre el París de la segunda mitad del siglo XIX y el Berlín de las primeras décadas del siglo XX se produjo una gran transformación urbana, un proceso decisivo dictado por las renovadas exigencias del capitalismo avanzado. El dogma del utilitarismo y el productivismo de la ciudad contemporánea provocaría una radical mutación social, política y antropológica, forjando una experiencia urbana que, en sus fundamentos, es la misma que seguimos viviendo hoy.
Si Simmel, Kracauer y Benjamin fueron los primeros en describir las peculiaridades de esa mutación, una generación de artistas, arquitectos, escritores y gran parte de la vanguardia, intuyendo las peligrosas consecuencias, trató de oponerse a ella, y se convirtió en parte activa del movimiento revolucionario. Una nueva idea del arte y de la felicidad se abrió paso, ensayada literalmente en las barricadas, en la convulsión de su tiempo, identificando el enemigo a combatir precisamente en la disciplina aniquiladora de las nuevas ciudades.
Este ensayo reconstruye la génesis del espíritu de la metrópolis capitalista, recuperando las voces de quienes trataron de concretar la idea benjaminiana de revolución como activación del freno de emergencia del tren del «progreso» lanzado hacia el abismo. Voces de un pasado reciente que siguen cargadas de una urgencia determinante.